Estas conclusiones proceden de un estudio realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oporto (FMUP) y del CINTESIS - Centro de Investigación en Tecnologías y Servicios Sanitarios.
El equipo, coordinado por Carlos Martins (FMUP/CINTESIS), evaluó a 599 portugueses de entre 20 y 99 años (media de 51,9 años), en una muestra representativa de la población nacional.
El objetivo era conocer hasta qué punto los portugueses quieren participar en el proceso de toma de decisiones médicas.
Los resultados sorprendieron a los investigadores por la escasa proporción de portugueses que, ante distintos tipos de situaciones clínicas, consideran que la decisión debe ser compartida entre médico y paciente.
"La gran mayoría de los pacientes prefiere que el médico tome el control de la resolución de los problemas y de la toma de decisiones, ya sea en términos de calidad de vida o en enfermedades o situaciones clínicas que ponen en peligro la vida. Los pacientes portugueses prefieren un papel pasivo y quieren que el médico decida", dicen los autores.
Ante una situación clínica que pone en peligro la vida, el 66,1% de los encuestados portugueses cree que la decisión debe tomarla el médico, y los pacientes asumen un papel pasivo.
En una situación de enfermedad que no pone en peligro la vida, el 64,4% considera que la decisión debe ser tomada por el médico, y en una situación de calidad de vida, el 55,4% de los portugueses considera que la decisión también debe ser tomada por el médico.
Los investigadores también comprobaron que adoptar un papel activo y compartir las decisiones con el médico era más aceptado en las personas más jóvenes, con mayor formación y con empleo.
Según Carlos Martins, esto es un signo de evolución "en la forma de tomar decisiones en las consultas médicas. Cada vez más, pedagógica y científicamente, se ha apostado por una consulta centrada en el paciente, basada en un modelo de decisión médica compartida, en lugar del modelo de consulta paternalista en el que el poder de decisión recae totalmente en el médico".
Para los autores, este estudio refuerza aún más la importancia de "formar a los médicos para que impliquen adecuadamente a los pacientes en la toma de decisiones, de forma compartida".
"La decisión médica compartida no es el simple acto de que el médico, con empatía, comparta su decisión con el paciente. La decisión médica compartida implica mucho más que eso, implica entrenar al paciente, para que perciba los beneficios y riesgos del tratamiento A y también del tratamiento B, para decidir, juntos, la opción terapéutica".