Según un informe de ECO, la contribución se extiende a los envases compuestos, como los vasos de refresco o café, en los que el plástico y el papel no pueden separarse. Y los establecimientos que estaban exentos, como los remolques o las máquinas expendedoras, tendrán que pagar una tasa por cada envase puesto a disposición. También se gravarán las sopas, ensaladas u otro tipo de comidas preparadas que se hayan envasado fuera de los establecimientos y se vendan al consumidor final.

Los Presupuestos Generales del Estado para 2024 cambian por completo la lógica del régimen actual, que sólo establecía una contribución total sobre cada envase para llevar de 0,30 euros. Según la propuesta del Gobierno saliente, "la contribución sobre los envases de un solo uso es de 0,10 euros por envase". Es decir, se reduce la cantidad que las empresas tienen que entregar al Estado, de 0,30 a 0,10 euros.

Pero el impacto sobre el consumidor final "no puede ser inferior a 0,20 euros, por envase", según el proyecto presupuestario, lo que, sumado a los 0,10 euros, "significa que el precio será como mínimo de 0,30 euros o más", explica a ECO Paula Galicchio, de la consultora Deloitte, especializada en fiscalidad verde, destacando que "el restaurante o la cafetería puede cobrar 0,40 o 0,50 euros o más".