Esta cueva, situada cerca del pueblo de Benagil, en el Algarve, es más que una simple belleza geológica: "Es como un portal a un reino mágico".
El viaje a esta cueva comienza en la playa de Benagil, donde los operadores de barcos locales le transportarán a este maravilloso destino.
A medida que la embarcación se desliza por la entrada arqueada, la cueva de Benagil se desvela. El interior de la cueva está bañado por el suave resplandor de la luz solar que se filtra por el techo, un verdadero espectáculo para la vista.
Apodada "La Catedral", la Cueva de Benagil se ha ganado su apodo gracias a su cúpula con forma de catedral, que constituye un inspirador santuario de la naturaleza.
Estalactitas y estalagmitas cuelgan del techo y del suelo en una danza de formas de otro mundo.
Uno de los aspectos más destacados de la cueva es su abertura circular, un óculo que enmarca el cielo. Según la hora del día, esta abertura proyecta luz sobre las aguas cerúleas del fondo, creando un juego de colores que contribuye al ambiente místico de la cueva.
Además de su impresionante belleza, la cueva portuguesa de Benagil alberga un próspero ecosistema acuático. Y, si tiene suerte, puede que incluso aparezcan delfines en sus aguas cristalinas.