La cascada de Pego do Inferno se encuentra en la ribera del río Asseca, en Santo Estêvão, a unos 10 kilómetros de Tavira, y los efectos de la sequía que afecta al Algarve, junto con la consiguiente pérdida de calidad del agua del lago situado en la base de la cascada, han provocado en los últimos años una disminución del atractivo del lugar, al que ya era difícil acceder desde que un incendio destruyó en 2012 las estructuras de madera que garantizaban un acceso seguro.
Preguntada por la agencia Lusa sobre la situación actual de este espacio natural, cerrado al público desde 2012, la alcaldesa de Tavira, Ana Paula Martins, explicó que, a finales de 2019, el ayuntamiento elaboró un proyecto para recuperar el acceso al espacio, pero la sequía, primero, y la necesidad de destinar recursos al PRR, después, impidieron su desarrollo.
Ana Paula Martins recordó que el municipio también solicitó opiniones sobre el proyecto, que preveía la creación de pasarelas en otro lugar, junto al río, constituyendo "un paseo, una senda peatonal", pero el terreno en cuestión es privado y es "necesario avanzar en las negociaciones" con los propietarios.
La alcaldesa de Tavira dijo que el año pasado, "la cascada casi no tenía agua" y el ayuntamiento acabó parando este proyecto porque era necesario "asumir otros procesos, debido a la cuestión del PRR", justificó.
"Tenemos una cierta escasez de arquitectos e ingenieros, eso es un hecho, y mientras tanto, tuvimos que asumir los proyectos de PRR que estamos haciendo", afirmó.
Entre ellos, la construcción de un nuevo ambulatorio y la recalificación de espacios en el área de salud, así como los proyectos de viviendas sociales previstos por el PRR, que "paró el proceso a finales de 2021, principios de 2022".
Ana Paula Martins aseguró que el municipio pretende "retomar" la iniciativa de crear condiciones para un acceso seguro a Pego do Inferno, pero subrayó que "eso pasa por negociaciones con los propietarios" y por "despejar todas las condiciones del APP", una respuesta que la alcaldesa cree "posible".
La falta de agua y las dificultades de acceso también provocaron que el Concello dejase de promocionar Pego do Inferno, reduciendo la demanda en la zona, reconoció el alcalde.
Actualmente, el acceso a Pego do Inferno tiene que hacerse a través de un denso cañaveral, que "ha crecido en los últimos años" y a través de propiedades privadas, donde "hay gente que se irrita cuando se pisa su terreno".
La alcaldesa espera que en el futuro, pero no durante este mandato, llegue a un acuerdo con los propietarios para la cesión de los terrenos que permita desarrollar el proyecto.