Aunque la situación está actualmente controlada, el fuego aún no puede darse por extinguido y los equipos permanecerán vigilantes sobre el terreno para evitar posibles reavivamientos, añadió el comandante regional de la agencia de Protección Civil, António Nunes, en declaraciones a Lusa.
"En este momento, está lloviendo en la sierra", por lo que no se espera que el fuego vuelva a activarse, pero siempre existe un factor de imprevisibilidad en los incendios, que requiere una vigilancia constante, dijo.
El incendio rural de la isla de Madeira se declaró el 14 de agosto en las montañas del municipio de Ribeira Brava, extendiéndose gradualmente a los municipios de Câmara de Lobos, Ponta do Sol y Santana. Esta mañana, en el undécimo día, la Dirección Regional de Protección Civil informó de que el incendio está controlado y que los bomberos siguen sobre el terreno realizando operaciones de extinción, controlando algunos puntos calientes.
En los últimos días, las autoridades han aconsejado a cerca de 200 personas que abandonen sus casas por precaución y han habilitado refugios públicos, pero muchos residentes han regresado a sus hogares.
La lucha contra las llamas se ha visto dificultada por el viento y las altas temperaturas, pero, según el Gobierno regional, no se han registrado heridos ni destrucción de viviendas o infraestructuras públicas esenciales, aunque sí se han visto afectadas algunas pequeñas producciones agrícolas, además de zonas forestales.
Los datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales indican que se han quemado más de 5.045 hectáreas de superficie.
La Policía Judicial está investigando las causas del incendio, pero el presidente del ejecutivo de Madeira, Miguel Albuquerque, dijo que había sido provocado.