La denuncia se refiere a la pesca ilegal en zonas protegidas y se refiere a más de 400 casos de presunto fraude, según una investigación de un año realizada por las organizaciones "Deep Sea Conservation Coalition"(DSCC) y "Marine Conservation Institute" y publicada en la revista científica "Science Advances".

Según la investigación de la organización no gubernamental portuguesa de defensa del medio marino Sciaena, buques portugueses, españoles y franceses siguen faenando en zonas prohibidas por la extrema fragilidad de los ecosistemas.

Existen dos normativas europeas sobre la protección de los fondos oceánicos, una de pesca de altura, adoptada en diciembre de 2016, que prohíbe la pesca de arrastre de fondo más allá de los 800 metros de profundidad en las aguas del Atlántico Nordeste, y el cierre, en noviembre de 2022, de 87 zonas situadas entre los 400 y los 800 metros de profundidad, para proteger ecosistemas marinos especialmente vulnerables y ricos en biodiversidad.

En ambos casos, la investigación revela un fraude masivo en las zonas donde la pesca está prohibida. En las zonas protegidas y sensibles, que están prohibidas, se registraron 3.500 horas de pesca de fondo cuando el número de horas debería ser cero. De ellas, 500 horas se asignaron a barcos portugueses. Y también se registraron 19.200 horas de pesca de arrastre de fondo a más de 800 metros entre noviembre de 2021 y octubre de 2023.

Se trata, dice Bloom, de "violaciones claras y deliberadas de la ley" que equivalen a una "destrucción silenciosa" de los ecosistemas marinos más frágiles, que albergan corales milenarios y especies también muy antiguas y vulnerables, como tiburones de aguas profundas, esponjas delicadas y pulpos orejudos.