Esto allana el camino para la viabilidad futura de las baterías de "flujo redox", cuya demanda se calcula que aumentará un 15% entre 2023 y 2030.
Las baterías de flujo redox utilizan una reacción química para bombear energía de un electrolito a otro, y su mercado podría alcanzar un valor de 720 millones de dólares en los próximos cinco años.