Portugal es el tercer peor país de la OCDE en términos de competitividad fiscal y ha empeorado su puntuación global elaborada por la Fundación Fiscal y el think tank Instituto + Liberdade, según un informe del Jornal de Negócios.
La fiscalidad de las empresas -que se considera muy elevada-, el límite de las pérdidas fiscales que las empresas pueden imputar a futuros beneficios y los diferentes tipos de IVA se consideran las tres principales dificultades del país.
Siempre en términos de competitividad fiscal, Estonia es el país mejor situado en la lista analizada, destacando el informe el "impuesto de sociedades del 20%, aplicado sólo a los beneficios distribuidos", seguido de Letonia. En cuanto a la puntuación global, Portugal pasó de 53,3 puntos a 51,5 puntos en una escala de 100 puntos posibles, lo que sitúa al país en la 36ª posición.