Portugal, a través del Ministro de Asuntos Exteriores, João Gomes Cravinho, fue uno de los primeros países en firmar el Tratado.
Este hecho se destaca en un comunicado de la Fundación Océano Azul, que felicita al Gobierno portugués y a la comunidad internacional por la firma.
El Tratado, resultado de casi 20 años de debates, tiene como objetivo la conservación y el uso sostenible de la biodiversidad marina. Se trata de un documento jurídicamente vinculante que protege las aguas internacionales, situadas fuera de la zona de jurisdicción nacional, que corresponden a más del 70% de la superficie de la Tierra.
La ONU anunció que el proceso de firma del Tratado se abriría oficialmente a los Estados miembros en la sede de las Naciones Unidas, y que 65 países ya habían mostrado interés en firmar el documento esta semana.
En declaraciones a la agencia Lusa desde Nueva York, el científico y director de la Fundación Océano Azul, Emanuel Gonçalves, afirmó que se espera que otros 40 países firmen el documento antes de que acabe la semana.
Emanuel Gonçalves explicó que la firma del Tratado en Nueva York es en realidad un compromiso de los países para ratificar el documento, y este proceso depende ahora del sistema político de cada Estado.
Este proceso interno no se produce al mismo tiempo en cada Estado y el Tratado sólo entra en vigor cuando lo ratifican al menos 60 países.
Emanuel Gonçalves señaló que los océanos sufren actualmente "problemas muy graves", como demuestra la ciencia, y que ya no hay "tiempo para conversaciones".