"Un ictus se produce cuando el riego sanguíneo del cerebro se bloquea o se reduce", explica la Dra. Angela Rai, médico de cabecera de The London General Practice.

"Hay dos tipos principales de ictus. El ictus isquémico, en el que se bloquea el flujo sanguíneo al cerebro [normalmente por un coágulo] y éste no recibe suficiente oxígeno y las células mueren, y el ictus hemorrágico, en el que se produce una hemorragia cerebral. La mayoría de los ictus suelen ser isquémicos y están asociados a determinados factores de riesgo", añade Rai.


¿Se pueden prevenir los ictus?

No siempre es posible prevenir un ictus, ya que algunos factores de riesgo son inalterables. Entre ellos están la edad -la mayoría de los ictus se producen entre los 60 y los 70 años, aunque cualquiera puede verse afectado-, la genética, los antecedentes familiares y el origen étnico (el riesgo de ictus suele ser mayor en las comunidades del sur de Asia, África o el Caribe). Padecer otras enfermedades también puede estar relacionado con el ictus.

Sin embargo, estadísticamente hablando, hay cosas que podemos hacer para ayudar a reducir el riesgo, especialmente cuando se trata de prevenir y controlar la hipertensión arterial, la diabetes de tipo 2 y el colesterol alto, que son factores de riesgo clave.

Teniendo esto en cuenta, he aquí cómo reducir el riesgo de ictus a cualquier edad...


Entre los 20 y los 30 años

Las investigaciones sugieren que los hábitos de vida en una etapa temprana pueden ayudar a proteger la salud cardiovascular en etapas posteriores de la vida.

"Aunque el ictus es muy poco frecuente entre los 20 y los 30 años, es importante llevar un estilo de vida sano para reducir el riesgo de padecer hipertensión o colesterol alto más adelante", afirma el Dr. Rai. "La hipertensión arterial es un importante factor de riesgo de ictus. Mantener un estilo de vida sano puede mantener la tensión arterial bajo control y, por tanto, reducir el riesgo."

Sin embargo, crear hábitos de vida saludables no tiene por qué significar llegar a extremos. El Dr. Rai sugiere: "Comer sano: una dieta baja en sodio, grasa y azúcar puede reducir los riesgos de hipertensión, colesterol alto y diabetes. Hacer ejercicio con regularidad, beber alcohol con sensatez dentro de las pautas recomendadas y no fumar".

Tener en cuenta el consumo de sal es especialmente importante en lo que respecta a los accidentes cerebrovasculares, por lo que hay que vigilar los alimentos procesados y precocinados y la comida para llevar, ya que suelen contener mucha sal "oculta". El profesor Graham MacGregor, presidente de Action on Salt and Blood Pressure UK, afirma: "La mitad de los accidentes cerebrovasculares y de las cardiopatías se deben a la hipertensión, que puede reducirse fácilmente, sobre todo reduciendo el consumo de sal, haciendo más ejercicio, comiendo más fruta y verdura y, si es necesario, tomando pastillas que tienen muy pocos efectos secundarios".

"Como nación, si redujéramos un gramo de sal de nuestra ingesta media diaria de sal, habría aproximadamente 6.000 muertes menos por accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio cada año en el Reino Unido".


A los 40 y 50 años

¿Esos hábitos saludables recomendados a los 20 y 30 años? Siguen siendo importantes al entrar en la mediana edad. Sin embargo, también puede haber algunas consideraciones adicionales.

"Más adelante, entre los 40 y los 50 años, es más importante acudir al médico de cabecera para que te revise la tensión arterial", dice el Dr. Rai (también puedes hacértela gratis en las farmacias). "La hipertensión puede ser asintomática y pasar desapercibida durante muchos años, momento en el que el daño ya está hecho.

"Los análisis de sangre, como los de colesterol y glucosa para la diabetes, pueden ayudar a controlar los factores de riesgo. Hay otros marcadores sanguíneos útiles para evaluar el riesgo cardiovascular", añade. "Mantener un peso saludable también es vital, ya que la obesidad es un factor de riesgo de todas las enfermedades cardiovasculares, incluido el ictus. Y seguir las orientaciones de su médico, incluidos los cambios en el estilo de vida y la toma de medicación para reducir la tensión arterial o el colesterol si es necesario."

Créditos: PA; Autor: AP;

Mantener bajo control los niveles de estrés también puede ser cada vez más importante durante esta etapa de la vida, sobre todo si se trabaja muchas horas, se hacen malabarismos con las responsabilidades asistenciales y las presiones económicas. El Dr. Rai añade: "Mantenerse activo y reducir el estrés son importantes durante toda la vida, pero durante estas décadas lo son aún más cuando se tiene un estilo de vida ajetreado". Así que el autocuidado y el tiempo para desconectar y recargar las pilas deben formar parte de tu lista de prioridades.


A partir de los 60

Una de las claves a partir de los 60, 70 y 80 años es asegurarse de que se controlan bien los problemas de salud coexistentes.

"Otro importante factor de riesgo de ictus es la fibrilación auricular (FA). Se trata de un ritmo cardiaco rápido e irregular que suele diagnosticarse a partir de los 60 años, pero que puede afectar a cualquier persona a cualquier edad", explica el Dr. Rai. "La FA se debe al envejecimiento del sistema cardiovascular y a los factores de riesgo asociados a una mala salud cardiovascular. Las cavidades del corazón no bombean con eficacia y existe el riesgo de que se formen coágulos. Si estos coágulos pasan a la circulación general, existe riesgo de ictus.

"La fibrilación auricular multiplica por cinco el riesgo de ictus, por lo que es importante acudir al médico ante cualquier síntoma, como palpitaciones, mareos o dolor torácico. Sin embargo, muchas personas no presentan ningún síntoma y es posible que sólo se detecte en un examen rutinario. El tratamiento incluye medicación para reducir el riesgo de coágulos, así como medicamentos para controlar el ritmo cardíaco".