"El trabajo con los sindicatos, con las organizaciones que representan a los trabajadores de TAP continuará, pero evidentemente lo peor que podría ocurrir, en un momento en que la empresa se está recuperando y mostrando los primeros signos positivos de esta recuperación, [sería] una huelga que perturbe la vida de la empresa", dijo el ministro de Infraestructuras y Vivienda.
Pedro Nuno Santos dijo ser consciente de los recortes salariales a los que están sometidos los trabajadores y de la presión que esto supone para sus vidas, pero señaló que estos recortes no pueden empezar a terminar antes de que se estabilice la situación de la empresa.
"Tuvimos un trimestre en el que la aerolínea obtuvo beneficios, pero TAP tiene, en 2022, todavía pérdidas acumuladas y tiene un plan de reestructuración que todavía es muy difícil de aplicar", dijo el ministro.
Sin embargo, señaló, una huelga, además del trastorno que provoca, no tiene en cuenta "el tremendo esfuerzo que el pueblo portugués ha hecho para que TAP no desapareciera en 2020".
"Tenemos la expectativa, como hemos tenido hasta ahora, por parte de los trabajadores, de cooperación para recuperar y poder salvar la empresa", dijo, afirmando que esta es la mejor manera de proteger los puestos de trabajo y también de respetar la inyección de capital que el país puso en la empresa.