"El eccema es mucho más que un simple picor", afirma Andrew Proctor, director ejecutivo de la National Eczema Society.
"Esta afección cutánea incurable y muy visible tiene una enorme repercusión en todos los aspectos de la vida de una persona, y va mucho más allá de los síntomas físicos de picor, inflamación, dolor, grietas y sangrado de la piel.
"Vivir con eccema significa tener que planificar y prepararse constantemente, ya que cada decisión que tomes puede afectar a tu piel. Influye en el entorno doméstico, la educación, la carrera, la vida social, las aficiones, las vacaciones y las relaciones, por lo que los pacientes suelen sentirse ansiosos, deprimidos, acomplejados, aislados e indefensos".
Esto es lo que Proctor quiere que todo el mundo sepa...
1. No sólo afecta a los niños
Eleccema atópico afecta a uno de cada cinco niños y a uno de cada diez adultos en el Reino Unido. Proctor afirma: "Aunque el eccema suele considerarse una afección infantil, afecta a personas de todas las edades. Algunos desarrollan eccema de bebés, otros en la infancia, pero afortunadamente puede mejorar con el tiempo".
Sin embargo, algunas personas tendrán eccema toda su vida, y otras sólo lo desarrollarán en sus últimos años. "Lo importante es acudir al médico lo antes posible para controlar el eccema y desarrollar una rutina eficaz de cuidado de la piel", aconseja Proctor.
2. No es contagioso
Proctor afirma que, lamentablemente, mucha gente sigue pensando que se puede contagiar el eccema. "Sin embargo, el eccema atópico no es contagioso", subraya, señalando que se trata de una enfermedad compleja en la que intervienen los genes, el sistema inmunitario, el medio ambiente y la barrera cutánea. "Esto significa que la piel se reseca mucho y no ofrece suficiente protección frente a irritantes, alérgenos e infecciones".
Una de las bases del tratamiento del eccema es la aplicación de humectantes médicos (emolientes) para retener el agua en la piel y ayudar a reforzar la barrera cutánea. "Encontrar el emoliente que mejor se adapte a tu piel puede implicar mucho ensayo y error, pero es fundamental para controlar el eccema", dice Proctor.
3. El entorno desempeña un papel fundamental
Los factores ambientales pueden desencadenar brotes de eccema o empeorarlos. Algunos de los más comunes son el estrés, el frío o el calor excesivos o los cambios bruscos de temperatura, el jabón, el champú y los baños de espuma, el detergente y los productos de limpieza, el perfume, el polen y el moho, el pelo de las mascotas, la lana y los tejidos sintéticos, y los ácaros del polvo.
"Todo el mundo tiene ciertos factores que desencadenan su eccema, y éstos varían de una persona a otra", explica Proctor. "Intenta llevar un diario que te ayude a identificar los desencadenantes y las pautas, de modo que puedas eliminar los sospechosos probables y ver si eso ayuda. Los desencadenantes también pueden cambiar con el tiempo y vale la pena continuar con el diario incluso si crees que has identificado los tuyos."
4. Es difícil no rascarse
Proctor lo explica: "Una de las cosas más enloquecedoras que se le pueden decir a alguien con eccema es 'deja de rascarte'. No es tan sencillo. El insoportable e incesante picor es uno de los rasgos definitorios de la enfermedad, y los pacientes se refieren a él como una tortura.
"Sabes que no debes rascarte, ya que daña la piel y puede causar infecciones, pero el alivio que proporciona es irresistible".
Para ayudar a controlar el picor, Proctor sugiere encontrar una distracción positiva o pedir a otras personas que te ayuden a distraerte. También puedes probar a sustituir el rascado por otra acción: presiona con una uña la zona que te pica o golpea suavemente la piel con el índice; mantén las manos ocupadas con una pelota, un juguete u otro objeto; o envuelve una bolsa de guisantes congelados en una toalla y aplícala en la zona con más picor.
5. Es una batalla tanto mental como física
Vivir con eczema también es agotador mentalmente. "Puede ser una montaña rusa de emociones, desde la emoción cuando se empieza un nuevo tratamiento hasta la desesperación cuando no funciona o se experimenta un brote grave", dice Proctor. "También puede haber una gran frustración, cuando haces todo lo que te han pedido y el eczema sigue negándose a darte tregua".
Si esto ocurre, además de pedir una revisión al médico de cabecera o al dermatólogo, es importante pedir apoyo a familiares y amigos: "Las personas que son capaces de sincerarse sobre cómo les afecta realmente su eczema pueden sentir que se han quitado un gran peso de encima".
Otras formas de sobrellevarlo son una buena alimentación e hidratación, ejercicio regular, descanso y relajación. "Escribir un diario, la meditación y la atención plena pueden ayudar a centrarse en las cosas buenas de la vida y contrarrestar los sentimientos negativos hacia el eccema", añade Proctor.
"Cuando se dedica tanto tiempo y esfuerzo a controlar el eccema, es fácil olvidar que hay algo más que la piel. Piensa en lo que quieres conseguir y elabora un plan. Se trata de vivir con éxito junto al eccema, no de que tu vida esté definida por él."