Enero marca tradicionalmente el inicio del segundo periodo de clases para la mayoría de los estudiantes de primaria y secundaria, sin embargo, este año fue también la vuelta a las protestas y manifestaciones nacionales.
El día en que miles de estudiantes debían volver a clase tras las Navidades, los profesores protagonizaron huelgas convocadas por tres estructuras sindicales.
El Sindicato de Todos los Profesores (Stop) reanudó la huelga indefinida iniciada en diciembre, la Federación Nacional de Profesores (Fenprof) reactivó los paros por exceso de trabajo y horas extraordinarias, y el Sindicato Independiente de Profesores y Educadores (SIPE) optó por una huelga parcial al primer periodo de clases de cada profesor.
A lo largo del año, los sindicatos entregaron más de medio millar de preavisos de huelga contra diversas medidas, desde la revisión del régimen de contratación hasta las vacantes para el acceso a los niveles 5º y 7º o las condiciones de trabajo.
La congelación del tiempo de servicio durante la "Troika", seis años, seis meses y 23 días, fue la que más protestas movilizó.
Manifestación histórica
Sólo en enero, Stop convocó dos manifestaciones nacionales en Lisboa, a las que asistieron "más de cien mil personas", según las estimaciones de André Pestana, coordinador nacional del sindicato más joven del sector de la enseñanza.
Dos semanas después de la "manifestación histórica" del día 14, André Pestana destacó "el mar de gente" que se sumó a la marcha entre el Ministerio de Educación y el Palacio de Belém.
Al mes siguiente se confirmó la movilización de organizaciones sindicales históricas, como la Fenprof o la Federación Nacional de Enseñanza (FNE).
El 11 de febrero tuvo lugar "la mayor manifestación de la historia", según las estimaciones del secretario general de la Fenprof, Mário Nogueira, que habló de "más de 150 mil personas" en Lisboa.
Con estos números, la manifestación consiguió superar las manifestaciones de 2008 contra la entonces ministra de Educación, Maria Lurdes Rodrigues, en las que estuvieron presentes cerca de 120 mil profesores.
Además de la Fenprof y la FNE, la protesta fue convocada por otras seis estructuras sindicales (ASPL, Pró-Ordem, SEPLEU, SINAPE, SINDEP, SIPE y SPLIU), que se mantuvieron unidas durante todo el año.
Una de las iniciativas del sindicato fue una huelga en todos los distritos entre mediados de enero y principios de febrero.
Consciente de la inestabilidad creada y ante la incertidumbre de las huelgas, sin final a la vista, la tutela solicitó que se decretaran unos servicios mínimos, que acabaron siendo fijados por el tribunal de arbitraje.
La huelga convocada por Stop llegó a su fin a mediados de abril, más de cuatro meses después del primer día de protesta, sin respuesta a las principales reivindicaciones.
Los directores de las escuelas y el ministro João Costa se encargaron de que la mayoría de los avisos de huelga no tuvieran un gran seguimiento.
Incapaces de recuperar el tiempo de servicio congelado, los profesores iniciaron el curso académico con más protestas.
Sólo después de la caída del Gobierno, el ministro de Educación admitió la posibilidad de que los profesores vieran caducado este tiempo, según dijo el candidato del PS, Pedro Santos, próximo Primer Ministro.