Últimamente, muchos nos preguntamos qué ha sido de "los buenos tiempos" (que en realidad a menudo no eran tan buenos, pero al menos parecían más tranquilos). Si te encuentras reflexionando sobre tiempos más sencillos y sientes que te gustaría hacer retroceder el reloj, tengo una sugerencia para ti. No hace falta una máquina del tiempo. Diríjase al Musée des Commerces d'Autrefois, en Rochefort, ciudad situada a orillas del río Charente, en el suroeste de Francia.

El "Museo de las Tiendas de Otros Tiempos" es la creación de un matrimonio francés que en los años 80 empezó a coleccionar objetos de principios del siglo XX. Cuando no estaban trabajando en sus puestos, Christine y Jean-François empezaron a emplear su tiempo libre en buscar objetos relacionados con distintos oficios y artesanías. Empezaron con objetos pequeños y luego pasaron a objetos más grandes, como muebles. Los dos añadieron a su caché todo tipo de material publicitario, placas de esmalte y carteles, hasta reunir miles de objetos. El resultado fue un impresionante tesoro de recuerdos asombrosos.

Créditos: Imagen suministrada; Autor: Tricia Pimental;

En 1988, el alijo de Jean-François y Christine había crecido tanto que necesitaban más espacio. Fue entonces cuando se les ocurrió la idea (considerada una locura por muchos) de exponer todos los objetos en un solo edificio, para poder cumplir su sueño de compartir la abundancia con los demás. La búsqueda comenzó en serio. En el centro de la ciudad de Rochefort, encontraron por fin el lugar perfecto: una ferretería y un almacén que datan de 1900. En 1989 abrieron con orgullo al público un museo de varios niveles que ocupa más de 10.000 metros cuadrados.

Créditos: Imagen suministrada; Autor: Tricia Pimental;

En su interior, han dispuesto las piezas de su colección en su contexto original: una consulta de dentista con el instrumental adecuado, además de una intimidante silla con un cartel en francés que reza: "¿Todavía tiene las amígdalas? Tome asiento, el médico está de camino". Hay una sombrerería con sombreros de época, y un aula de escuela anticuada con una impresionante pizarra y ropa de estudiante de otros tiempos. En uno de los pupitres de madera desgastada me topé con mi marido, que estaba completando una tarea.

Veinte tiendas llenan las cuatro plantas del edificio. Además de los mencionados, hay una barbería, una herrería con herramientas tradicionales, una farmacia, un garaje, un consultorio médico, un estudio fotográfico con cajas originales de película Kodak y un bar/cafetería con una radio antigua y un futbolín. Las paredes están cubiertas por todas partes de carteles y anuncios clásicos esmaltados. Las estanterías de madera están llenas de auténticas botellas y cajas, cartones y latas, de productos del pasado, desde licores hasta detergentes para la ropa. ¿Recuerda los caramelos Pez? ¿Una noche en París con agua de colonia? Una visita aquí es, literalmente, un festín para los sentidos de cualquier aficionado a la nostalgia.

Créditos: Imagen suministrada; Autor: Tricia Pimental;

Experimente

Hay tantas cosas que ver -y también una tienda de regalos- que se pueden sobrepasar fácilmente los sesenta o noventa minutos recomendados para una visita. El horario de primavera y otoño es de lunes a sábado de 10.00 a 12.00 y de 14.00 a 19.00 horas, y los domingos de 14.00 a 19.00 horas. En julio y agosto abren todos los días de 10.00 a 20.00 horas. Cierra el 25 de diciembre y el mes de enero. La entrada para adultos, incluidas las personas mayores, cuesta 6,90 euros; discapacitados (acceso facilitado), 5,90 euros; estudiantes y niños de 8 a 12 años, 4,50 euros. La entrada para menores de 8 años es gratuita y se admiten mascotas. Teléfono: +33 5 46 83 91 50.

Rochefort está a dos horas en tren de Burdeos, así que si está planeando una excursión por la región vinícola, quizá le interese hacer un alto en esta ciudad tan importante en la historia marítima de Francia. Alójese una o dos noches en el ibis Rochefort o en The Originals Boutique Hôtel Roca-Fortis, en el centro de la ciudad. Después de visitar el Musée des Commerces, cruce la calle para comer o cenar en Maison des Crêpes, un restaurante vegetariano. No deje de visitar las atracciones marítimas, como el Museo de la Antigua Escuela de Medicina Naval, ni de darse un capricho en uno de los balnearios de la región, como Océane Spa Royan.

Por último, si quiere conocer a fondo la región, no deje de hacer turismo fluvial por la Charente. No le decepcionará.


Author

Native New Yorker Tricia Pimental left the US in 2012, later becoming International Living’s first Portugal Correspondent. The award-winning author and her husband, now Portuguese citizens, currently live in Coimbra.

Tricia Pimental