En el Día Mundial de la Obesidad, que se celebra hoy, la DGS ha presentado la "Hoja de ruta para acelerar la prevención y el control de la obesidad en Portugal", que prevé 10 medidas en diversos ámbitos para los próximos tres años.
Según los datos publicados ahora, la obesidad afecta al 28,7% de los adultos portugueses, con más de dos tercios de la población con sobrepeso (67,6%).
Los datos de 2022 indican que la obesidad infantil también está alcanzando proporciones elevadas en Portugal, con una prevalencia de sobrepeso que alcanza el 31,9%, y un 13,5% de niños de entre 6 y 8 años que viven con obesidad.
Esta elevada prevalencia y los factores de riesgo modificables, como la alimentación inadecuada y la inactividad física, han contribuido a la "ralentización o incluso a la inversión de los avances sanitarios" registrados en las últimas décadas, destacó la DGS, advirtiendo de que este impacto se ha hecho visible en los indicadores de salud materno-infantil y en la esperanza media de vida.
Según la hoja de ruta, a pesar de las medidas de prevención ya aplicadas en Portugal, las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud(OMS) indican que este año ningún país europeo está en condiciones de alcanzar el objetivo relativo al no crecimiento de la obesidad.
"Este escenario muestra la necesidad de intensificar los esfuerzos en esta área de prevención y control de la obesidad", explicó la DGS, añadiendo que fue en este contexto que Portugal se adhirió al Plan de Aceleración para STOP a la Obesidad, una iniciativa de la OMS que reúne a un grupo de países a nivel mundial.
En la práctica, la hoja de ruta prevé acciones para mejorar la salud en los primeros 1.000 días de vida, mediante la promoción de la lactancia materna y el desarrollo y digitalización de modelos de asesoramiento materno-infantil para una alimentación saludable.
En guarderías, colegios y universidades se reforzará la promoción de la alimentación saludable y la actividad física, señala la DGS, que también pretende establecer criterios para la compra pública de alimentos y directrices para la alimentación en diversos establecimientos, como las guarderías.
Además de reforzar la prevención de la obesidad en la atención primaria, con consejos sobre actividad física y alimentación saludable, el plan también establece mecanismos de apoyo a la implantación de la Ruta Asistencial Integrada para Personas con Obesidad, mediante la creación de Centros de Responsabilidad Integral para el Tratamiento No Quirúrgico de la Obesidad.
También se prevé el fortalecimiento de la capacidad de los municipios para promover la alimentación saludable y la actividad física, con el refuerzo de los mecanismos de apoyo técnico y financiación, que podrían garantizarse a través de contratos programa con el Ministerio de Salud.
Según el documento, la obesidad tiene un impacto significativo en la carga de enfermedad de la población portuguesa, siendo el segundo factor de riesgo que más contribuye a la pérdida de años de vida saludable.
Según datos de la DGS, también tiene un importante impacto económico, ya que sus costes representan el 10% del gasto sanitario total, 207 euros per cápita al año y el 3% del producto interior bruto (PIB) nacional.
Cada euro invertido en prevenir la obesidad genera un retorno de hasta seis euros, según la hoja de ruta, que con las nuevas medidas pretende contribuir a alcanzar los objetivos marcados para 2030, en el ámbito del Plan Nacional de Salud y a través de los programas sanitarios prioritarios de alimentación saludable y actividad física.