Durante diez años consecutivos, el salario mínimo ha ido subiendo en Portugal, lo que se ha traducido en un aumento de su prevalencia en el mercado laboral nacional. Según un nuevo boletín del Banco de Portugal(BdP), entre 2015 y 2022, el porcentaje de nuevos contratos de trabajo que pagan el salario mínimo garantizado aumentó, correspondiendo ahora a casi un tercio de los nuevos contratos.
"Las actualizaciones del salario mínimo nacional se reflejaron en el número de nuevos contratos de trabajo firmados con un salario base igual a [este valor]. La incidencia del salario mínimo nacional en los nuevos contratos aumentó en 1,8 puntos porcentuales entre 2015 y 2022, hasta el 31,4%", destaca el banco central portugués, en el análisis basado en datos de las Tablas de Personal relativos únicamente a los asalariados a tiempo completo (excluyendo agricultura y pesca).
Por otro lado, entre 2015 y 2022, los nuevos contratos firmados con el salario mínimo nacional crecieron más entre los trabajadores con niveles de educación más bajos y disminuyeron entre aquellos con educación superior completa.
Entre los individuos con estudios primarios o inferiores, el incremento fue de 6,5 puntos porcentuales en los siete años mencionados, pasando del 38,8% al 45,3%. En comparación, entre los que tienen estudios secundarios, el aumento fue de cinco puntos porcentuales, hasta el 35,7%. Entre los que tienen un título, el porcentaje de nuevos vínculos con el salario mínimo nacional descendió del 9,1% al 8,3%.
Trabajadores extranjeros
Por nacionalidad, en 2022, el 43% de los nuevos contratos de trabajadores con nacionalidad extranjera incluían un salario base igual al salario mínimo nacional, lo que contrasta con el 29% en el caso de los trabajadores nacionales", añade el Banco de Portugal.
Año tras año, el salario mínimo nacional ha aumentado más que los demás salarios, lo que ha provocado una compresión salarial en la economía portuguesa. Esta advertencia se viene lanzando desde hace varios años y los datos publicados ahora por el BdP lo demuestran.
Si nos fijamos solo en 2022, el 3,4% de los trabajadores que se habían acercado al salario mínimo nacional en 2021 empezaron a percibirlo en el nuevo año, con el aumento del salario mínimo fijado por el Gobierno.
"Una dimensión importante del aumento del salario mínimo nacional es el efecto sobre los salarios de los trabajadores cercanos a ese umbral. Entre 2015 y 2022, de los trabajadores que permanecieron en la misma empresa durante dos años consecutivos, el porcentaje de trabajadores que recibieron un salario base igual al salario mínimo nacional y que continuaron haciéndolo fluctuó en torno al 81%, mientras que el porcentaje de trabajadores que comenzaron a ganar un salario base igual al salario mínimo como resultado de la absorción del rango salarial por la actualización del salario mínimo fue de alrededor del 4%", observa el Banco de Portugal.
Según el boletín divulgado por el BdP, el porcentaje de trabajadores portugueses que ganan el salario mínimo nacional ha aumentado hasta el 23%, es decir, casi una cuarta parte de la mano de obra.
Las mujeres, los más jóvenes, los trabajadores con menos estudios, los trabajadores con contrato de duración determinada y los trabajadores de nacionalidad extranjera son los más expuestos al salario mínimo garantizado, que, además, está más extendido entre las pequeñas empresas.
También hay diferencias relevantes entre regiones geográficas: en el interior, el suelo nacional es más común. Según el análisis del Banco de Portugal, los municipios con mayor prevalencia son Fornos de Algodres, Crato, Vinhais y Pedrógão Grande (en torno al 60%). Por el contrario, Campo Maior (4,5%), Castro Verde (8,2%), Oeiras (9,2%) y Matosinhos (9,6%) ocupan lugares opuestos en esta tabla.
A modo de conclusión, el BdP deja algunas notas sobre la fijación del salario mínimo nacional, argumentando que debe hacerse en un marco coherente de políticas de mercado de trabajo, teniendo en cuenta la evolución de la productividad, la dinámica de la inflación y el ciclo económico.
"La dinámica salarial, en particular el salario mínimo nacional, puede ser una fuente de presión sobre los precios y sobre la competitividad de una economía en una unión monetaria. Los aumentos salariales deben tener en cuenta el dinamismo del mercado laboral y de la economía, haciendo hincapié en las ganancias de productividad para los trabajadores y las empresas", subraya el banco central portugués.