Por lo que le dicen los miembros de la APT - Associação dos Agricultores e Pastores do Norte, la sequía "no es todavía una situación alarmante" en el Norte del país, dijo a Lusa el director João Morais.
El ingeniero agrónomo explica que la región sufre "una sequía meteorológica, no hidrológica, como hay en el Sur", y esto ocurre "porque todavía hay agua en el suelo".
Para el director general de la Asociación de Jóvenes Agricultores de Portugal (AJAP), Firmino Cordeiro, "es casi impresionante que estemos hablando de una sequía a mediados de enero".
"Lo que ocurre es que, además de esta cosa de Covid-19, que ha afligido nuestras vidas, tenemos que lidiar con una cosa aún más complicada, que es el cambio climático", dijo.
Este funcionario explicó que, a pesar de que el Norte es más lluvioso que el resto del continente, la región tiene, "por un lado, la zona entre el Duero y el Miño", que "debe ser una de las zonas del país donde hay más lluvia, más humedad".
"Por otro lado, tenemos Trás-os-Montes y el Alto Douro, la llamada 'tierra caliente de Trás-os-Montes', que son zonas del país donde menos llueve, incluso menos que algunas zonas del Alentejo profundo", dijo.
"Llegar a mediados de enero con poca agua acumulada en el suelo es terrible. Es terrible para los cultivos que tradicionalmente se realizan en esta región más costera, como el vino verde, el maíz para ensilar, el maíz blanco, otros frutales, el kiwi, los limoneros, la horticultura al aire libre, casi sin riego, en la zona de Póvoa de Varzim y otras zonas", explicó.
Cuando el agua del suelo empieza a escasear, es necesario empezar a regar y "el riego es un problema, porque se saca de pozos y agujeros, que, cuando no llueve, tienen una capacidad de reposición mucho más delicada".
En la región de Trás-os-Montes y Alto Douro, los cultivos de secano, como "los olivares tradicionales, los almendros, los viñedos de la región del Douro" viven en "suelos muy débiles, a base de esquistos, con poca materia orgánica y con suelos con poca capacidad de retención de agua".
"En estas zonas, cuando llueve regularmente en invierno y primavera, el agua queda retenida en esas capas. Si el agua desaparece, diezma la cosecha de este año y dificulta la del siguiente", explica el director de la AJAP.
Incluso con una sequía en los meses de invierno, "los árboles son plantas fantásticas que pueden recuperarse cuando llega lo que les falta, siempre que no sea demasiado tarde".
Por eso, Firmino Cordeiro defiende que, "hasta finales de febrero, una buena semana o dos de lluvia podrían solucionar muchas de las carencias de este momento".
João Morais también considera que el problema "puede resolverse", si hay lluvias en febrero.
El dirigente de la APT afirma que los agricultores y también los ganaderos de vacuno, caprino y ovino "todavía tienen reservas" y que, "en principio, la situación sigue controlada, pero si no tenemos lluvias en los próximos meses, será bastante alarmante".
"Recemos a los santos, a los que creen y a los que no, para que hagan algo mejor por este país y por el mundo, porque este es el problema del siglo y la gente sigue mirando para otro lado", concluyó.