Por ejemplo, hemos pasado de la banca en persona a la banca telefónica, la banca en línea a través de un ordenador de sobremesa y las aplicaciones bancarias accesibles en todos los teléfonos inteligentes.
El dinero ya no funciona como antes. Y esto no debería sorprendernos; el sistema actual de uso de efectivo como moneda evolucionó a partir de los sencillos sistemas de trueque utilizados por los clanes y los miembros de las tribus en la antigüedad. El trueque era, en sí mismo, una evolución de la antigua tradición del intercambio de regalos.
Así que era cuestión de tiempo que los billetes y monedas dieran paso a algo nuevo. Las transacciones digitales fueron el comienzo, la criptomoneda fue el siguiente nivel, y mientras miramos al horizonte cada vez más cercano de la Web3, ya no podemos evitar la pregunta obvia:
¿Necesitamos ya el dinero en efectivo?
¿Una sociedad sin efectivo?
A medida que avanza la tecnología, muchas personas confían en las transacciones digitales, mientras que la idea de una sociedad sin dinero en efectivo es cada vez más popular. Pero, ¿está Portugal preparado para este cambio significativo en el manejo del dinero?
La noción de una sociedad sin dinero en efectivo es actualmente una tendencia, con cada vez menos gente llevando dinero físico. Después de todo, ¿qué necesidad hay? Pero, por supuesto, el dinero no es lo único que ha evolucionado; desarrollamos máquinas de chip y pin para pagar con tarjeta, seguidas de la tecnología sin contacto, seguidas de Apple Pay y otros "monederos" virtuales que se pueden almacenar en el teléfono.
Con la mayor concienciación sobre la higiene y la propagación de gérmenes durante la pandemia, cada vez menos gente lleva dinero físico en efectivo. De hecho, muchos comercios adoptaron una política de pago "sin contacto" durante la pandemia que hizo que muchos se negaran a aceptar pagos en efectivo.
Desafíos del pago sin efectivo
A pesar de la tendencia a no utilizar dinero en efectivo, Portugal todavía se enfrenta a muchos retos que deben abordarse antes de que la sociedad sin dinero en efectivo sea una realidad. Una de las principales preocupaciones es la brecha digital. Aunque muchas personas tienen acceso a teléfonos inteligentes y a Internet, algunas todavía necesitan medios para acceder a estas tecnologías.
Otra preocupación es el potencial de fraude y las brechas de seguridad. Con más transacciones en línea, hay más riesgo de ciberataques y estafas. Esto significa que Portugal tendrá que invertir en mejores medidas de seguridad y educar al público sobre cómo protegerse del fraude en línea.
Además, preocupa el impacto en las pequeñas empresas, ya que podrían necesitar más recursos para adaptarse a una sociedad sin dinero en efectivo. Esto podría dar lugar a un aumento de la brecha de riqueza y de la desigualdad económica.
¿Cuáles serían los beneficios?
A pesar de estos retos, una sociedad sin dinero en efectivo podría ser increíblemente beneficiosa. Reduciría el coste de producir y manejar moneda física, haría las transacciones más rápidas y eficientes y aumentaría la transparencia en las transacciones financieras.
Mientras Portugal se enfrenta a estas complejas cuestiones, el paso a una sociedad sin dinero en efectivo es inevitable. Sin embargo, debemos adoptar un enfoque reflexivo y mesurado de esta transición, asegurándonos de que abordamos los retos al tiempo que cosechamos los beneficios.
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