El estudio, que representa el primer capítulo de la publicación "Economía y empresas: tendencias, perspectivas y propuestas", una edición del nuevo Gabinete de Estudios Económicos, Empresariales y de Políticas Públicas (G3E2P) de la institución, analizó la evolución del nivel de vida en Portugal.

"La pérdida relativa [de nivel de vida] entre 1999 y 2022 resultó del peor comportamiento relativo de la productividad por empleado y de la tasa de desempleo y, en menor medida, de la reducción de la ventaja relativa en la tasa de actividad de la población", destacó el FEP.

El FEP también advirtió de que la previsible revisión al alza de la población en los datos de Eurostat (que incorporan información más reciente del INE) empeorará aún más el nivel de vida relativo, situando a Portugal por debajo de Rumanía, en la 6ª peor posición en 2022 (75,9% de la UE), en lugar de la 7ª peor en los datos oficiales (77,1%).

La institución también destacó que "las señales de reversión de las ventajas relativas temporales de Portugal desde el inicio de la guerra en Ucrania, en términos de turismo (debido a la imagen de destino bello y seguro, lejos del conflicto) y energía, son claras, por lo que también tenderán a empeorar el nivel de vida relativo en un futuro próximo".

El estudio de la FEP también apunta a "una fuerte sobreestimación de la caída del número de horas oficiales por empleado entre 2019 y 2022 en Portugal a la vista de la evolución efectiva de la jornada laboral, lo que se traduce en un aumento de la productividad horaria muy por encima de la registrada en la UE", citando otros trabajos sobre teletrabajo que apuntan "a un aumento de las horas trabajadas como consecuencia de la pérdida de productividad, especialmente a tiempo completo, aunque existen ventajas, como la conciliación de la vida familiar".

"La tendencia a la reducción de horas trabajadas es secular y aumentará con los avances tecnológicos, pero debe ser una decisión de empresas y trabajadores, no administrativa". El estudio también muestra que "el peso de los factores generadores de riqueza en el PIB se ha reducido en favor de los impuestos y las cotizaciones, a diferencia de la UE, lo que también contribuye a explicar nuestro menor crecimiento económico, ya que primero es necesario generar riqueza antes de compartirla", según el FEP.

La institución aseguró que "la participación del Estado ha sido cada vez mayor, lo que explica la presión fiscal máxima del 36,4% del PIB en 2022 que, tras relativizar el nivel de vida relativo, se traduce en un esfuerzo fiscal un 17% superior a la media de la UE, el 5º más elevado".