Los mercados mundiales se tambalean tras una brutal liquidación que ha acabado con billones de dólares de valor de mercado, pero los inversores experimentados no se retiran. Por el contrario, están reequilibrándose cuidadosamente y posicionándose para la recuperación que muchos creen que podría llegar antes de lo esperado, según los expertos.
Los mercados se sacudieron el lunes después de que el presidente Donald Trump revelara nuevos aranceles radicales sobre productos extranjeros, una medida que desencadenó represalias inmediatas de China y advertencias de nuevas contramedidas de la Unión Europea.
La escalada sorprendió a los operadores, haciendo que el DAX alemán cayera más de un 9,5% y que el índice Stoxx 600 sufriera una de sus mayores caídas en un solo día desde los primeros días de la pandemia. En EE.UU., los gigantes tecnológicos sufrieron pérdidas asombrosas, con más de un billón de dólares de valor eliminado en una sola sesión bursátil.
Los mercados asiáticos extendieron la caída durante la noche, a medida que los efectos de la lucha arancelaria se extendían por China, Vietnam, Camboya y Sri Lanka, aumentando el temor a una interrupción prolongada de las cadenas de suministro mundiales.
Sin embargo, en medio del pánico, algunos inversores ven más oportunidades que desastres.
"Los periodos de volatilidad extrema siempre han sido caldo de cultivo para el siguiente ciclo de creación de riqueza", afirma Jake McLaughlin, director ejecutivo de deVere Portugal.
"La historia demuestra que los inversores que mantienen la calma y actúan con decisión durante las caídas son los que salen fortalecidos al otro lado".
Mientras los titulares están dominados por las pantallas rojas y la caída de los índices, McLaughlin subraya que las recuperaciones de los mercados suelen comenzar cuando el sentimiento sigue siendo abrumadoramente negativo.
"Es cuando el miedo está en su punto más alto cuando el dinero inteligente empieza a moverse", afirma. "Esperar a que se den las condiciones perfectas significa perder las verdaderas oportunidades".
La tentación para muchos inversores durante periodos como éste es pasar al efectivo y esperar a que vuelva la estabilidad. Pero McLaughlin advierte que hacerlo puede ser un error costoso.
"Mantener demasiado efectivo resulta cómodo en tiempos de incertidumbre, pero es un movimiento de alto riesgo a largo plazo", explica. "La inflación no se detiene sólo porque los mercados estén turbulentos. Cada día que los activos permanecen en efectivo, su valor real se va reduciendo".
Además, algunas de las mayores ganancias del mercado suelen producirse durante los periodos más volátiles. Los inversores que se mantienen al margen corren el riesgo de perderse repuntes críticos, que pueden tener un impacto duradero en el rendimiento de la cartera.
"Perderse sólo un puñado de los mejores días del mercado puede reducir drásticamente la rentabilidad a lo largo del tiempo", señala McLaughlin. "No se trata de adivinar perfectamente el fondo. Se trata de permanecer invertido de una manera que tenga sentido para el entorno en el que nos encontramos."
Ese entorno, añade, exige ahora un enfoque más específico y selectivo.
"No es el momento de una amplia exposición", afirma. "Se trata de ser precisos y centrarse en empresas con balances sólidos, capacidad de fijación de precios y alcance mundial. Las empresas que puedan capear un entorno comercial más fragmentado saldrán reforzadas."
Las regiones menos expuestas a las consecuencias directas de la guerra arancelaria entre EE. UU., China y la UE también podrían presentar oportunidades valiosas, señala McLaughlin.
"Hay mucho ruido en torno a los principales actores, pero los inversores inteligentes también están mirando más allá: a los mercados y sectores que pueden beneficiarse de la dinámica cambiante."
A medida que la economía mundial se adapta a un sistema comercial más fracturado, la resistencia y la adaptabilidad serán rasgos clave para los ganadores del próximo ciclo.
"Las empresas y economías que puedan pivotar con rapidez serán los nuevos imanes para la inversión", afirma McLaughlin.
Es probable que las tensiones comerciales y la incertidumbre política mantengan elevada la volatilidad a lo largo del año. Pero lejos de ser una razón para abandonar la estrategia, McLaughlin sostiene que la propia volatilidad puede utilizarse en beneficio del inversor.
"La volatilidad no es el problema", afirma. "Es la parálisis lo que perjudica a los inversores. Los mercados se mueven rápido, y las oportunidades no perduran para siempre".
Añade que, aunque las ventas de hoy parezcan dramáticas, los ciclos del mercado son naturales y las caídas siembran las semillas del crecimiento futuro.
"Este entorno exige disciplina, perspectiva y una asignación inteligente", afirma. "No se trata de perseguir tendencias o de hacer movimientos emocionales. Se trata de centrarse en los fundamentos y pensar en el futuro".
A medida que los mercados mundiales se adentran en un periodo de inestabilidad prolongada, McLaughlin advierte de que los inversores deben resistir la tentación de perseguir los repuntes a corto plazo o retirarse por completo.
"Períodos como éste ponen a prueba tanto la estrategia como el temperamento", afirma. "Quienes subestimen los cambios estructurales en curso -desde los reajustes comerciales hasta los riesgos políticos- podrían verse expuestos mucho después de que desaparezca la volatilidad inicial. Un posicionamiento cuidadoso, no la complacencia, será fundamental para preservar y hacer crecer el capital en los próximos años."
Para asistir al seminario web de deVere de esta semana en el que se explicará el impacto de los aranceles en los mercados bursátiles mundiales, envíe un correo electrónico a Jake
jake.mclaughlin@devere-portugal.pt o a la oficina de deVere en Portugal +351 22 110 9071 o reserve una reunión con él aquí https://calendly.com/jake-mclaughlin/review
Por David Hadley