En un discurso a la nación desde la Sala das Bicas del Palacio de Belém, en Lisboa, el Presidente dijo que "opté por la disolución de la Asamblea de la República y la programación de elecciones para el 10 de marzo de 2024".
Marcelo Rebelo de Sousa dijo que los partidos estaban "claramente a favor" de esta decisión, mientras que en el Consejo de Estado había un "empate y, por lo tanto, no a favor de la disolución - una situación, de hecho, que ya había ocurrido en el pasado con otros jefes de Estado ".
"Lo hice, por tanto, por decisión propia, en el ejercicio de un poder conferido por la Constitución de la República Portuguesa", afirmó.
En un breve discurso, de unos siete minutos, el Presidente de la República añadió que devuelve "la palabra al pueblo, sin dramatismos ni miedos", porque "esa es la fuerza de la democracia: no tener miedo al pueblo".
"Y lo hice por numerosas razones, la primera de las cuales es la naturaleza del voto en las elecciones de 2022, personalizado para el primer ministro, basado en su propio liderazgo, candidatura, campaña electoral y victoria abrumadora", explicó.
Marcelo Rebelo de Sousa recordó que adoptó esta posición "ya el 30 de marzo del año pasado, en el discurso de investidura del Gobierno, al hablar de un posible relevo a mitad de camino, destacando el precio de las grandes victorias, inevitablemente personales e intencionadamente personalizadas".
Por otro lado, consideró que habría "debilidad" en la "formación de un nuevo Gobierno con la misma mayoría pero con cualquier otro primer ministro, por tanto no legitimado política y personalmente por el voto popular", solución que propuso el PS, como alternativa a las elecciones.
Según el jefe del Estado, existiría además "el riesgo ya visto en el pasado de que esta debilidad se traduzca en un mero aplazamiento de la disolución hasta un momento peor, con una situación más crítica y un resultado más imprevisible".
Este Ejecutivo sería visto como "un Gobierno presidencialista, es decir, apoyado por el Presidente de la República, y el Presidente de la República sería visto como un debilitamiento del papel presidencial en un periodo delicado en el que debe ser, sobre todo, una referencia interna y externa", argumentó.
El Presidente de la República defendió que la disolución y las elecciones traerán "mayor claridad y una dirección más vigorosa, para superar un vacío inesperado, que sorprendió y perturbó a tantos portugueses apasionados que venían siguiendo ocho años de liderazgo gubernamental ininterrumpido" por António Costa.
"Ahora de lo que se trata es de mirar hacia adelante, de retomar el ritmo, de elegir a los representantes del pueblo y al Gobierno que resultará de las elecciones", continuó.
Espera que el próximo Gobierno "busque garantizar la estabilidad y el progreso económico, social y cultural, en libertad, pluralismo y democracia" y que tenga "visión de futuro, asumiendo lo que ya se hizo, terminando lo que es importante hacer, innovando en lo que se dejó de hacer" para alcanzar".
"Como siempre, portugueses, confío en vosotros, en vuestro patriotismo, en vuestro espíritu democrático, en vuestra experiencia, en vuestro sentido común, en vuestra libertad. Como siempre, sois vosotros y sólo vosotros la certeza decisiva del futuro de nuestro Portugal", concluyó.
En los términos de la Constitución y de la ley electoral, la disolución del Parlamento deberá decretarse oficialmente en el período comprendido entre los días 55 y 60 antes de la fecha elegida para las elecciones, que en este caso será entre el 10 y el 15 de enero.
Esta será la novena disolución de la Asamblea de la República desde el 25 de abril de 1974 y la segunda decretada por Marcelo Rebelo de Sousa, ambas en su segundo mandato presidencial, iniciado en marzo de 2021.
"Intenté acortar al máximo los plazos de esta decisión, al igual que los de la disolución y convocatoria de elecciones. Y si no fue posible hacerlo más corto, esto tiene que ver con el proceso de sustitución de la dirección del partido del Gobierno, como ocurrió en el pasado", dijo el jefe de Estado.
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