Fuentes aeronáuticas dijeron a la agencia de noticias Lusa que el accidente no causó daños importantes en el motor, y que el avión ya ha regresado a Lisboa.

Se trata del segundo accidente de este tipo en menos de un mes en el aeropuerto João Paulo II, de Ponta Delgada, en la isla de São Miguel.

El 6 de enero, un Airbus A320 de SATA chocó con una "bandada importante" de gaviotas durante el despegue en Ponta Delgada, lo que obligó al avión a declarar la emergencia y regresar al aeropuerto, informando de problemas en ambos motores.

Según varias fuentes aeronáuticas, el A320, con destino a Lisboa, despegó a las 13:40 del aeropuerto João Paulo II, pero "inmediatamente después del despegue se declaró en emergencia debido a la colisión con una importante bandada de gaviotas", continuando el avión hasta el aterrizaje, que se produjo sin novedad, 18 minutos después, "informando de problemas en ambos motores".

El avión de SATA no volvió a estar operativo hasta el 15 de enero.

En aquel momento, fuentes aeronáuticas advirtieron de que los controladores aéreos no podían ver toda la pista de Ponta Delgada, ya que el parque de bomberos que da servicio al aeropuerto se construyó frente a la torre de control.

Los controladores aéreos sólo pueden ver el principio y el final de la pista, y el resto sólo es visible a través de un sistema de circuito cerrado de televisión, lo que, según estas fuentes, no permite a los controladores aéreos observar adecuadamente la posible presencia de aves, "lo que redujo significativamente la seguridad de la operación".

Preguntada por esta situación, la Oficina de Prevención e Investigación de Accidentes Aéreos y Ferroviarios subraya que "el proceso de detección, control y mitigación de los riesgos de fauna en los aeródromos está garantizado por varias fuentes de información en las que el ATC [controlador [aéreo] es una parte importante".