Fue a partir de julio de 2022 cuando el BCE dirigido por Christine Lagarde empezó a subir los tipos de interés oficiales para frenar la inflación en la eurozona. Desde entonces, el tipo de refinanciación bancaria ha aumentado hasta el 4,5%, un valor que se mantiene fijo desde septiembre. Esta decisión provocó un rápido aumento de los tipos Euribor a lo largo de este periodo, generando una fuerte subida en las cuotas de las familias europeas con préstamos para vivienda a tipo variable (o de periodo variable mixto), a pesar de que el Euribor está mostrando signos de caída después de que el BCE decidiera mantener los tipos de interés sin cambios desde octubre.
Según un informe de Idealista, estas subidas de tipos de interés del BCE en el último año y medio han empeorado la factura anual de intereses de las familias de toda Europa. Sin embargo, el informe del FMI, publicado la semana pasada, revela que este aumento del servicio de la deuda hipotecaria de los particulares evolucionó de forma desigual entre los distintos países, afectando especialmente a las familias portuguesas. En concreto, desde julio de 2022 hasta ahora, el aumento del servicio de la deuda hipotecaria de las familias portuguesas equivale a alrededor del 1,3% del Producto Interior Bruto (PIB), el valor más alto entre los 18 países de la zona euro analizados. El segundo país que más sufre la subida de tipos de interés del BCE es Finlandia, seguido de Estonia, según los datos.
Las familias que parecen menos lastradas por la subida de tipos de interés del BCE viven en Malta, Francia y Alemania, donde el aumento de los costes de los préstamos para vivienda se acerca al 0% del PIB, indica también el informe del FMI.