Ese es el escenario que China prevé para el Sudeste Asiático en el marco de su Iniciativa de la Campana y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), un vasto programa de desarrollo de infraestructuras en ultramar que se puso en marcha hace más de una década.
En 2021, se abrió a los pasajeros el ferrocarril de alta velocidad Laos-China, que conecta el centro comercial de Kunming, en el suroeste de China, con Vientiane, la capital laosiana: un viaje de unas 10 horas y unos 1.000 kilómetros que, según las autoridades, ha impulsado el número de viajeros chinos por tierra y beneficiado enormemente a los vendedores y empresas locales del pequeño país sin salida al mar.
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Los expertos señalan que el Sudeste Asiático, que ofrece desde templos antiguos en Laos y playas vírgenes en Tailandia hasta exuberantes selvas tropicales y excursiones ecológicas en Malasia, es desde hace tiempo un gran atractivo para los viajeros chinos.