En declaraciones a la agencia Lusa, Samuel Infante, del Grupo de Trabajo para la Conservación de la Naturaleza Quercus, dijo que el animal fue encontrado muerto a finales de noviembre en la A23, en la zona de Alcains, en el municipio de Castelo Branco.

La asociación ecologista destacó que los atropellos representan el 32% de las muertes de linces ibéricos marcados y seguidos por telemetría y recomendó que se apliquen medidas eficaces en Beira Baixa para proteger a la especie en su hábitat.

"Quercus también pide al Gobierno que proporcione apoyo directo y bonificaciones a los agricultores y propietarios que tengan presencia de esta especie en sus propiedades en el ámbito del PEPAC-Plan Estratégico de la Política Agrícola Común, de forma similar a lo que está previsto que ocurra para Alentejo y Algarve", añadió la asociación.

Según Quercus, desde 2021 se viene haciendo un seguimiento de la presencia de una hembra, identificada como Maguilla, en el distrito de Castelo Branco, en colaboración con el Instituto de Conservación de la Naturaleza y los Bosques(ICNF).

"Durante este período, también se registraron observaciones e indicios del paso de otros ejemplares en diferentes lugares de la región, destacando el potencial establecimiento de la especie en el territorio", señala la estructura ambiental y de conservación de la naturaleza.

Quercus explica esta presencia en parte con su proximidad a la Extremadura española, donde hay más de 250 linces, muchos de los cuales cruzan la frontera, pero advirtió de los retos que esto conlleva.

"La presencia del lince ibérico en la Beira Baixa, aunque positiva para la conservación de la biodiversidad, presenta importantes desafíos, en particular en lo que se refiere al riesgo de atropello en las carreteras", destacó la asociación, en un comunicado enviado a la agencia Lusa.