Al proyecto, destinado a crear hábitats de humedales en una zona protegida, se le asignaron inicialmente 30 millones de coronas para su construcción, pero mientras se atascaba en la burocracia, los castores tomaron las riendas.

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Jaroslav Obermajer, de la Agencia Checa de Protección de la Naturaleza y el Paisaje, comentó que "los castores saben más que nadie", y su trabajo en el país es un espaldarazo para quienes hacen campaña por el regreso de estos animales a sus hábitats históricos.