Esta decisión es consecuencia de una sentencia del Tribunal Supremo que clasifica el estiércol de las gallinas como residuo industrial, ya que sólo en la cuenca del río Wye se producen unos 23 millones de pollos.


Ahora, las megaexplotaciones avícolas están obligadas a eliminar el estiércol de forma segura, lo que podría mejorar la calidad del agua local.