En una nota publicada en su página web, la Procuraduría Regional de Oporto (PGRP) dice que, entre 2016 y 2019 (fecha de la detención), "el principal acusado, propietario de dos empresas (también acusadas) dedicadas a la compra y venta de vehículos de motor, en Vila do Conde, concibió y ejecutó un plan para la explotación lucrativa de juegos de apuestas deportivas, [de] juegos de 'tragaperras' y [de] juegos de ruleta electrónica, que adquirieron en Alemania".
"Habiéndolo hecho en al menos 22 establecimientos comerciales (cafés/restaurantes) en la zona de Santo Tirso, Póvoa de Varzim, Vila do Conde, Braga, Guimarães, Vila Nova de Famalicão, Esposende, Amarante, Lousada y Maia", dice el PGRP.
Según el MP, "el resultado de esta actividad delictiva", llevó a los acusados a obtener casi 3,8 millones de euros, añadiendo que, a través de las empresas que dirigía, "el principal acusado organizó y dirigió una estructura humana y logística".
En este sentido, "contaba con la colaboración de un militar de la GNR, que a cambio de recompensas patrimoniales, facilitaba información sobre las operaciones de inspección policial en los lugares donde se desarrollaba la actividad delictiva, para que los responsables de los distintos establecimientos de café/restaurante, pudieran ocultar los artefactos antes de que llegara la policía".
El oficial de la GNR está acusado de corrupción pasiva y favoritismo personal practicado por un funcionario.
Los acusados también se encargaban del "mantenimiento y control de las páginas web y de la gestión de las cuentas de apuestas, de la programación de los equipos electrónicos, de la reparación y asistencia técnica a distancia, de la gestión, supervisión y control de las cuentas de los clientes en los 'sites' de apuestas deportivas y del control de los juegos de 'tragaperras', de la recaudación del dinero de las apuestas y, todavía, cada uno por su cuenta, de la captación de otros empleados para la organización que estaría" a su cargo.
Paralelamente a "esta actividad delictiva", el principal acusado, a través de las sociedades mercantiles que dirigía, "se dedicaba de forma fraudulenta a la reventa de vehículos de motor importados, mediante una trama para evadir el IVA [Impuesto sobre el Valor Añadido] al Estado".
La investigación dice que el acusado consiguió, entre 2017 y 2019, sustraer a las arcas del Estado casi 886.000 euros en concepto de IVA.