La medida se enmarca en el esfuerzo de Bruselas por reducir la tasa de tabaquismo en el bloque europeo, y avanza que prevé aumentar el impuesto especial mínimo sobre los cigarrillos de 1,80 a 3,60 euros por cada paquete de 20 cigarrillos, lo que provocará una importante subida de precios en los países del Este, donde las cajetillas se venden por menos de 3 euros.
Además, el nuevo régimen fiscal pretende equiparar la fiscalidad de los nuevos productos del tabaco, como el vapping y el tabaco calentado, con la de los cigarrillos tradicionales. El objetivo de Bruselas es que el vapping más fuerte tenga un impuesto especial de al menos el 40%, mientras que el más débil se quedaría en el 20%. El tabaco calentado también se verá afectado, con un impuesto del 50% o una tasa de 91 euros por cada 1.000 cigarrillos de tabaco calentado vendidos, según el Financial Times.
En declaraciones al diario británico, Alberto Alemanno, catedrático de Derecho europeo, subraya que la ausencia de un marco de impuestos especiales para el tabaco calentado y el vapping en la UE está "debilitando los esfuerzos para controlar el tabaco". De ser así, el aumento del impuesto especial sobre los cigarrillos supondrá unos ingresos adicionales de 9.300 millones de euros para los Estados miembros.