"Es cierto que las lluvias de enero y febrero trajeron algo de agua a los embalses del Algarve y eso es una buena noticia, pero estamos peor que en el pasado y nos encontramos en la peor situación de la historia de la región", afirmó el responsable.

José Pimenta Machado hablaba en la inauguración de una exposición dedicada al Día Mundial del Agua, que marca también el lanzamiento del proyecto de Museo Nacional y Archivo de Recursos Hídricos, que se instalará en una antigua fábrica de papel del río Caima, en Valmaior, Albergaria-a- Velha (Aveiro).

Aunque el país tiene actualmente, de media, embalses al 87%, dijo, persisten problemas en la costa del Alentejo y en el Algarve, y en el futuro, la previsión es que haya menos agua, advirtió el vicepresidente de la APA.

Considera que, en primer lugar, es necesario actuar para tener una gestión más eficiente del agua, sin perjuicio de avanzar en nuevas presas.

"No tiene ningún sentido tener una red en la que se pierde el 50% o el 60% del agua", criticó, argumentando que "hay que dar prioridad a la eficiencia de los sistemas".

No basta con tener más presas si no tienen agua, ejemplificó: "tenemos que aumentar las reservas de agua, pero hoy tenemos tres presas que todavía están a menos del 20%, dos en el Algarve y una en el Alentejo".

Desalinización

En el caso particular del Algarve, la solución para el vicepresidente de la APA es la desalinización del agua de mar, que es la otra apuesta que hay que hacer.

"Vamos a construir la primera gran desaladora en la zona del Algarve, en Albufeira [distrito de Faro], y es muy importante para la región", destacó José Pimenta Machado.

También recordó que Portugal fue el primer país europeo en tener una desalinizadora, en la isla de Porto Santo, en la región de Madeira, que "funciona bien" y es "muy importante" para la isla.

Pimenta Machado visitó la rehabilitación de una acequia hidráulica en São João de Loure, en Albergaria-a-Velha, y la exposición "Recursos Hídricos: Historia, Sociedad y Conocimiento".

El Algarve está en alerta por sequía desde el 5 de febrero, y el Gobierno ha aprobado un conjunto de medidas para restringir el consumo, a saber, una reducción del 15% en el sector urbano, incluido el turismo, y del 25% en la agricultura.

A estas medidas se suman otras como la lucha contra las pérdidas en las redes de abastecimiento, el uso de aguas depuradas para regar zonas verdes, calles y campos de golf o la suspensión de la concesión de títulos de aprovechamiento de recursos hídricos.

El Gobierno ya ha admitido aumentar el nivel de restricciones, declarando el estado de emergencia o calamidad ambiental, si las medidas ahora aplicadas resultan insuficientes para hacer frente a la escasez de agua en la región.