Los productores portugueses culpan a la falta de control sobre el destino comercial dado al vino importado a granel, especialmente de España, de la actual "burbuja de acumulación de existencias" que está afectando al sector. Cada día, el país está importando a un ritmo equivalente a casi un millón de botellas, lo que es calificado por el presidente de ANDOVI - Asociación Nacional de Denominaciones de Origen Vitivinícolas de "locura", según un informe de ECO.

"Si es cierto que estamos en el mercado único [europeo] -y no lo discutimos- la pregunta que surge es: ¿de qué manera se está comercializando este vino? ¿En qué medida se comercializa como vino importado o se mezcla y se vende como vino portugués? Es fundamental realizar controles. Necesitamos más y mejor control y hay mecanismos para hacerlo, y no es muy caro", afirma Francisco Toscano Rico.

Comparando la media de los últimos cinco años (2019-2023) con la del periodo anterior (2014-2018), los datos oficiales publicados por el Instituto de la Viña y el Vino (IVV) muestran que las importaciones crecieron a un ritmo medio de 83 millones de litros anuales. Pero si en los primeros años de este último ciclo el crecimiento de las exportaciones hizo que la acumulación de existencias no alcanzara niveles críticos, el casi estancamiento de las ventas al exterior en los dos últimos años provocó unos excedentes que el nuevo ministro de Agricultura, José Manuel Fernandes, ya ha catalogado como "un problema brutal".

"Es fundamental mirar lo que está pasando y tener un control mucho más fiable del que tenemos hoy. Es urgente [hacerlo] y ya vamos tarde. ¿Qué pasa con ese vino? ¿Cómo acaba apareciendo después en el mercado? Si estamos importando tanto, las exportaciones están estancadas y el mercado nacional tampoco crece, ¿qué pasa con ese vino?", se pregunta el presidente de ANDOVI, insistiendo en que "nadie puede demostrar que haya un control creíble sobre el destino de ese vino".

Cuando el vino de un determinado país se mezcla con otro importado, ese producto debe introducirse en el mercado como vino de la Unión Europea. "La cuestión es si realmente se está etiquetando e introduciendo para el consumo como vino mezclado de países de la UE o si se está comercializando como vino portugués", insiste Francisco Toscano Rico, que también es presidente de la Comisión del Vino de la Región de Lisboa (CVR Lisboa). A nivel mundial, Portugal es el país con mayor consumo de vino per cápita (61,7 litros), por delante de Francia (45,8) e Italia (42,1).

Una de las propuestas de ANDOVI, que reúne a entidades públicas y privadas responsables de la representación, certificación y promoción de las Denominaciones de Origen (DO) de vino portuguesas, pasa por replicar en Portugal lo que ya se ha hecho en Francia: hacer obligatoria la indicación del origen de los vinos en las cartas de los restaurantes. Es decir, indicar el país de origen si es un vino importado; indicar Portugal si es un vino de mesa nacional no certificado; indicar una mezcla de vinos de la UE si es un lote de vino nacional con vino importado; o si es un vino nacional certificado, indicar la respectiva Región PT.