El PSD, CDS, PCP, PAN y Livre reaccionaron en la Asamblea de la República al nuevo Plan de Acción para la Migración, aprobado por el Consejo de Ministros.
El PSD, por voz del diputado António Rodrigues, elogió "la nota de humanismo" de esta propuesta del Gobierno, destacando "la preocupación por acabar con la explotación de los trabajadores" e "intentar eliminar las redes de tráfico de seres humanos que existen en el país".
Para el diputado socialdemócrata, el fin del procedimiento de manifestaciones de interés que, según dijo, "abría la puerta a la inmigración sin ningún tipo de control, sin ningún tipo de regulación" es una "respuesta necesaria", así como "la regulación en materia de visados CPLP".
El plan incluye "agilizar y priorizar las vías de entrada de inmigrantes" por reagrupación familiar, jóvenes estudiantes, profesionales cualificados y nacionales de países CPLP.
Los socialdemócratas rechazaron el riesgo de un aumento de la inmigración ilegal porque "se refuerza la vigilancia de las fuerzas y servicios de seguridad" con la "creación de una unidad que regulará este mismo tipo de actividad".
Paulo Núncio, líder parlamentario del CDS, comenzó responsabilizando al anterior Gobierno del PS de la situación actual y alabó la decisión del Ejecutivo, del que forman parte los centristas, de poner "fin al régimen de puertas abiertas", haber reactivado "la supervisión en el territorio nacional de la inmigración ilegal" y haber aumentado la "capacidad de los centros de instalación temporal".
Críticas
António Filipe, diputado del PCP, criticó la falta de celeridad del Gobierno para resolver "el problema de los 400.000 permisos de residencia pendientes en AIMA".
"El Gobierno reconoce este problema, pero apunta una solución muy vaga de crear una unidad de misión, pero sin establecer ningún calendario concreto, ningún objetivo concreto en cuanto a los recursos humanos y físicos que hay que poner a disposición para resolver este problema lo antes posible", afirmó.
El diputado comunista también argumentó que el Gobierno "corre el riesgo de crear un problema" de aumento de la inmigración ilegal de personas que "después no tendrán ninguna posibilidad legal de regularizar su situación".
El diputado Jorge Pinto, de Livre, dijo que este plan no "aporta ningún tipo de solución" y acusó al Gobierno de querer "recuperar electorado a la extrema derecha por las peores razones y con las peores propuestas".
"Es un plan en el que el propio Gobierno apenas cree, ciertamente el ministro de Economía no cree en este programa, porque representaría dificultades adicionales para la llegada de nuevos trabajadores cuando estos trabajadores son esenciales para el país", afirmó.
El PAN, liderado por la dirigente Inês Sousa Real, defendió que "la extinción de la manifestación de interés es una vía verde para las empresas y una tarjeta roja para las personas" y criticó lo que considera una "paradoja" del primer ministro Luís Montenegro al querer "garantizar una política humanista de integración" sin preguntarse cómo se va a "conseguir tener una mayor protección para los inmigrantes que están en situación de vulnerabilidad social".
Inês Sousa Real también destacó el apoyo del Gobierno a la propuesta de su partido de "aumentar la inversión en el aprendizaje de la lengua portuguesa".
El Gobierno ha puesto fin al régimen excepcional que permitía a un extranjero entrar en Portugal y sólo después solicitar un permiso de residencia y ha anunciado la creación de una estructura de misiones para regularizar los procesos pendientes, estimados en 400.000.
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