En un escenario que apunta a una normalización gradual de las presiones inflacionistas, la entidad dirigida por Mário Centeno prevé que la tasa de inflación se desacelere hasta el 2,6% este año, convergiendo después a valores acordes con el objetivo de estabilidad de precios del BCE en los dos años siguientes.
"La inflación caerá al 2,6% en 2024 y se estabilizará en el 2% en 2025-26, en un contexto de desaceleración de los costes salariales y de presiones externas moderadas", afirma el Banco de Portugal en el Boletín Económico de octubre, señalando que la reducción de los precios en 2024 "refleja la menor contribución de todos los principales componentes, con la excepción de los bienes energéticos".
En junio, el Banco de Portugal pronosticó que la tasa de inflación sería del 2,5% este año, para caer al 2,1% en 2025 y al 2% en 2026.
Esta trayectoria descendente de la tasa de inflación se produce en un contexto en el que "se espera que las presiones inflacionistas externas se mantengan moderadas", explica el banco central, que también prevé un crecimiento del PIB del 2% para este año, seguido de un crecimiento del 2,3% en 2025 y del 2,2% en 2026.
Sin embargo, el mercado laboral seguirá ejerciendo cierta presión sobre los precios, ya que el Banco de Portugal prevé "una evolución favorable del mercado laboral, con un aumento del empleo y de los salarios".
Mercado laboral
Las previsiones del regulador también apuntan a una desaceleración del mercado laboral, con un crecimiento del empleo del 1,1% este año, del 0,6% en 2025 y del 0,9% en 2026. Se espera que la tasa de paro se mantenga estable en el 6,4% a lo largo de este periodo. Esta solidez y flexibilidad del mercado laboral podría alimentar cierta presión salarial, ya que el banco central prevé que "los salarios reales deberían aumentar un 4,6% en 2024 (tras un 3,5% en 2023)".
Sin embargo, el Banco de Portugal subraya que los riesgos en torno a la proyección de inflación están equilibrados. Por un lado, existe la posibilidad de "efectos retardados más marcados de la política monetaria a corto plazo", lo que podría acelerar la caída de la inflación. Sin embargo, por otro lado, persisten "los riesgos al alza asociados a las perturbaciones de los precios internacionales de las materias primas y de las cadenas mundiales de suministro en un contexto de tensiones geopolíticas, así como al dinamismo de los salarios y su transmisión a los precios".
El escenario dibujado por el Banco de Portugal para la evolución de la inflación en los próximos años sugiere que la economía portuguesa está en el buen camino para dejar atrás el periodo de elevada inflación de los últimos años, que alcanzó un máximo del 10,14% en tasa interanual en octubre de 2022.
No obstante, el regulador subraya que debe mantenerse la vigilancia, dada la incertidumbre que aún rodea a la evolución de los precios en un contexto global complejo.