En ausencia de cualquier tipo de transferencia social, la pobreza sería del 40,3%, constató el investigador Carlos Farinha Rodrigues, actualizando datos del proyecto "Portugal Desigual", de la Fundación Francisco Manuel dos Santos.

En 2022, Portugal era el cuarto país más desigual de la UE, señaló el autor del trabajo.

Los indicadores de privación material y social muestran una evolución positiva. Sin embargo, algunos aspectos más sensibles han empeorado, como la existencia de más retrasos -causados por las dificultades económicas- en algunos de los pagos regulares.

En 2023, cerca de 1,8 millones de residentes en Portugal se encontraban en situación de pobreza monetaria, es decir, percibían una renta mensual inferior a 632 euros, y la intensidad de la pobreza (que evalúa el grado de pobreza de los pobres) se mantuvo prácticamente invariable (25,7%), por encima del 21,7% registrado en 2021, según la misma fuente.

El autor concluye que la distribución de las prestaciones sociales también es desigual.

En 2022, las prestaciones sociales totales representaron el 28,1% de los ingresos equivalentes de las familias. De ellas, el 23,7% correspondía a pensiones de vejez y supervivencia (la mayoría de carácter contributivo), mientras que el 4,5% representaba otro tipo de prestaciones sociales.

"Analizando cómo se distribuyen las prestaciones sociales totales a lo largo de la escala de ingresos, es posible comprobar que el 41,9% de estas prestaciones fueron a parar al último quintil de la distribución (el 20% con mayores ingresos) mientras que el primer quintil de la población ( el 20% con menores ingresos, incluida la población en situación de pobreza) sólo recibió el 10,7% de las prestaciones sociales totales", señala en el documento.

Para el investigador, la explicación de esta distribución "profundamente asimétrica" de las prestaciones sociales radica en dos razones: la importancia que tienen las pensiones de vejez y supervivencia en el total de prestaciones y el hecho de que las pensiones contributivas más altas suelen estar asociadas a la parte alta de la distribución de la renta.

"Utilizando los datos publicados por Eurostat, es posible verificar que, en 2022, el efecto redistributivo de todas las prestaciones sociales fue de 26,7 puntos porcentuales en la UE, mientras que en Portugal este valor fue de 24,8", explicó Carlos Farinha Rodrigues.

Si se excluyen las pensiones de vejez y supervivencia, la distancia entre Portugal y la media europea sería "más significativa", argumentó.

Analizando los últimos 30 años, el investigador concluye que se ha producido "un cambio profundo" en el patrón de pobreza.

"Si en los primeros años, la pobreza entre los ancianos era uno de los principales factores de preocupación, en los años más recientes es la incidencia de la pobreza entre los niños y los jóvenes la que predomina", destacó. A partir de 2007, la tasa de pobreza de niños y jóvenes "ha superado a la de los mayores", salvo en 2023.