La "acción comenzará en la Alameda, desde donde los participantes se desplazarán en transporte público hasta el aeropuerto de Lisboa", donde, "de forma pacífica y creativa, interrumpirán las horas punta de los vuelos, exponiendo la fragilidad de un sistema que depende de la quema de combustibles fósiles para funcionar", afirma Climáximo.
Según Inês Teles, portavoz de Climáximo, "los gobiernos y las empresas se niegan a cambiar de rumbo, pero el pasado demuestra que, juntos, es posible detener fuerzas aparentemente intocables".
"Juntos, tenemos el poder de desmantelar el sistema de combustibles fósiles y construir una sociedad más arraigada, justa y sostenible", afirma el dirigente en un comunicado, considerando que el objetivo de esta protesta es demostrar la fuerza de los ciudadanos.
Con lo que califica de "sentada popular", Climáximo quiere "interrumpir el funcionamiento normal del aeropuerto de Lisboa y exigir la cancelación inmediata de los nuevos proyectos emisores, como la ampliación del aeropuerto y el nuevo aeropuerto" de la capital.
A cambio, el movimiento exige "la creación de un transporte público electrificado, gratuito y accesible para todas las personas".
Para Climáximo, el aeropuerto Humberto Delgado "es la infraestructura más contaminante del país y un reflejo de la turistificación que ha hecho inhabitable la ciudad".
"Mientras el colapso a nuestro alrededor se hace cada vez más palpable, con inundaciones, ciclones e incendios que parecen escenas de películas de terror, el Gobierno portugués da luz verde a la ampliación del aeropuerto, garantizando beneficios a las empresas de combustibles fósiles a costa de la muerte y la miseria de millones de personas", acusa Inês Teles.
Para la dirigente, no es posible "aceptar este plan suicida" y es necesario "actuar para detener la aviación y la industria fósil y construir un futuro en el que todas las personas puedan vivir con dignidad".
Por el contrario, Climáximo "propone un plan de desmantelamiento de la aviación comercial, militar y de carga, abogando por la eliminación inmediata de los vuelos de corta distancia, como el Lisboa-Porto, y de los jets privados, considerados superfluos e innecesarios".
El movimiento también reclama "la creación de alternativas justas y limpias, como la expansión del ferrocarril y un transporte público gratuito y electrificado para todas las personas".