En un comunicado, Zero - Associação Sistema Terrestre Sustentável "acoge con entusiasmo la comprensión y la decisión de la APA, ya que, como ha dicho en repetidas ocasiones, comparte esta comprensión, y ya había advertido de la necesidad de una Evaluación de Impacto Ambiental para cualquier obra en el Aeropuerto Humberto Delgado".

"También es de felicitar que el estudio de impacto ambiental (EIA) a desarrollar contemple la evolución futura de los vuelos hasta alcanzar la capacidad máxima de 45 movimientos por hora prevista en la resolución del Consejo de Ministros" del 27 de mayo, añade la organización no gubernamental (ONG).

La APA, destaca la asociación, se pronunció por la necesidad de que las obras de entrada y salida rápida de pista "se sometan a Evaluación de Impacto Ambiental (EIA)", al entender que, al reducir el "tiempo de ocupación de la pista por cada aeronave , permitirán, junto a otras intervenciones ya realizadas en el aeropuerto, un aumento de su capacidad en cuanto a número de vuelos".

"Lo que es susceptible de provocar importantes impactos negativos en términos acústicos, socioeconómicos y de ordenación del territorio, teniendo en cuenta la zona donde se ubica el aeropuerto y las características de la actividad aeroportuaria, razón que justifica la decisión", advierte Cero.

La asociación presidida por Francisco Ferreira espera que la decisión de la APA "ponga fin a la fragmentación de intervenciones para ampliar subrepticiamente la capacidad del aeropuerto".

En este sentido, Cero alaba "la decisión sin precedentes de la APA", pero considera que "adolece de incoherencia, ya que desde 2015 se han realizado otras intervenciones en el aeropuerto, y están previstas más, que también justificarían activar esta necesidad".

"Estas intervenciones consisten en la construcción de otras dos salidas rápidas en 2020, la reorganización del espacio aéreo en la región de Lisboa, el cierre de la pista transversal 17/35, la actualización del sistema de control del tráfico aéreo, el cierre del aeródromo Figo Maduro [...], en la actualización del sistema de control del tráfico aéreo y en la ampliación de la terminal", un proyecto licitado recientemente.

Para la ONG, estas intervenciones, "solas o en conjunto, permiten un aumento de los vuelos en el aeropuerto, y por lo tanto, incluso las no físicas, deberían ser objeto de EIA, pero no lo fueron".

"Esta situación prefigura el uso exitoso por parte del concesionario de la técnica del fraccionamiento ('salami slice') para ampliar la capacidad del aeropuerto, que consiste en pequeños cambios que tienen menos probabilidades de generar objeciones o desencadenar la aplicación del régimen jurídico del AIA", señala, esperando que la APA "ponga fin ahora al éxito de esta estrategia".

Cero también advierte de que el aeropuerto "está operando actualmente muy por encima de los límites para los que es válida su Declaración de Impacto Ambiental (DIA)", emitida en 2006, cuando la infraestructura aeronáutica manejaba unos 12 millones de pasajeros al año.