La invasión rusa de Ucrania ha acelerado la subida de los precios de la energía, lo que, combinado con la sequía y otros factores, ha agravado la inflación en la mayor parte del mundo occidental.
La situación económica actual también castiga a las familias portuguesas y se refleja en la tasa de inflación de Portugal, que se aceleró hasta el 8% en mayo, un máximo desde 1993. Así, según el Índice de Consumo Futuro de la consultora EY, el 47% de los consumidores está preocupado por su situación financiera y la mitad (49%) admite hacer un esfuerzo adicional para ahorrar, incluso con el aumento de los precios.