Tavira, situada en el Algarve oriental, aparece en varias publicaciones extranjeras como uno de los destinos más auténticos del sur de Portugal, una alternativa tranquila a Albufeira o Lagos, donde el calor llega antes y se conserva la experiencia local.

El periódico británico The Guardian publicó recientemente un artículo en el que describe Tavira como "una lección de seducción al atardecer", destacando la vista del puente romano, el ritmo tranquilo del centro histórico y la belleza natural del Parque Natural de la Ría Formosa.

Para los autores del artículo, visitar Tavira fuera de la temporada alta es descubrir un Algarve diferente, más cerca de la naturaleza, de la historia y de la cultura local.

Durante los meses de marzo, abril y mayo, la ciudad ofrece temperaturas suaves, buenos accesos y una gastronomía que mantiene los sabores tradicionales.

Podrá explorar tranquilamente el mercado municipal, probar el pulpo en Santa Luzia o dar paseos en barco eléctrico por los canales y las salinas, avistando flamencos y otras aves migratorias.

En temporada baja, aún hay tiempo para ver la ciudad desde otra perspectiva.

Los británicos realzan la experiencia con guías locales como Maria Luísa Francisco, que forma parte del proyecto Algarve Genuino, y que utiliza relatos orales para dar vida a monumentos como el castillo medieval, las iglesias construidas sobre antiguas mezquitas o los restos fenicios.

En cuanto a la gastronomía, los visitantes extranjeros son unánimes: el pescado fresco, el pulpo, las cataplanas y el uso de la flor do sal local hacen de Tavira un paraíso para los que valoran las comidas sencillas pero sabrosas.

Experiencias como la que ofrece Inêz Mesquita, de Taste Algarve, combinan visitas al mercado con clases de cocina tradicional algarvía.

A pocos kilómetros del centro, las playas de Ilha de Tavira, Terra Estreita o Praia do Barril ofrecen extensos arenales, poco frecuentados fuera de la temporada alta.

En la aldea de Cacela Velha, considerada una de las mejor conservadas del Algarve, la vista sobre la Ría Formosa refuerza la idea de que existe, de hecho, un Algarve diferente, y cada vez más buscado por quienes buscan escapar del bullicio.