Según informa Sapo news, en el 48º Congreso de la Asociación Portuguesa de Agencias de Viajes(APAVT), celebrado en Oporto, cuando se preguntó al presidente ejecutivo de TAP si, desde el punto de vista de las empresas interesadas en comprar TAP, no era una vergüenza que aún hubiera incertidumbre sobre el futuro del aeropuerto? Luís Rodrigues respondió: "Es condicionante, pero esto se refleja en el precio".
Es decir, el Estado puede tener que vender TAP por una cantidad inferior a la que se daría si hubiera un plan estratégico de aeropuertos nacionales definido, concluyó el presidente de la APAVT y presidente ejecutivo (CEO) de la compañía.
"Cualquier operador que quiera comprar [TAP] dirá: si hubiera una infraestructura aeroportuaria libre con margen de crecimiento o de maniobra a partir de mañana la cantidad que iba a pagar era esta porque mi proceso de crecimiento era uno. Si no es así, esto se reflejará en lo que se pueda prever", dijo.
La privatización de TAP y la decisión sobre el nuevo aeropuerto de Lisboa, prometida para el año que viene, son dos de los grandes expedientes gubernamentales que se retrasarán, tras la dimisión del Primer Ministro, António Costa.
Sin embargo, a pesar de la coyuntura, Luís Rodrigues afirma que los potenciales operadores extranjeros candidatos a la privatización de la empresa mantienen el interés por el proceso, a pesar del aplazamiento de las decisiones estratégicas por la crisis política.
"El interés por los operadores extranjeros sigue ahí. Ayer mismo [viernes] hablé con uno de ellos que me dijo: 'tenemos todo el interés, nos damos cuenta de que esto es un proceso político que tiene su camino, no es por eso. Y, por tanto, estáis haciendo un buen trabajo, los resultados están a la vista, seguid adelante'", afirmó Luís Rodrigues en el 48º Congreso de la APAVT, que concluye hoy en Oporto.
El Director General también reafirmó la importancia de privatizar la aerolínea de bandera.
"Pragmáticamente es impensable que una compañía de aviación que opera en un mercado competitivo global esté condicionada por un accionista, en este caso el accionista estatal. La forma más obvia e históricamente fácil de hacerlo es privatizarla. No voy a discutir [el porcentaje]. Es privatizarla y que el Estado, dada la importancia estratégica que tiene para el país, esté ahí acompañando", dijo.
El responsable ejemplificó con algunas situaciones cotidianas que limitan los actos de gestión con potenciales ganancias.
"Una práctica muy frecuente en la industria y que es muy sensata, es hacer protección y comprar combustible para el futuro cuando está barato ['hedging']. Hoy no puedo hacerlo porque siendo una empresa del sector empresarial del Estado, no teniendo un presupuesto aprobado de 2024 -ya me gustaría haberlo comprado en verano cuando el combustible tenía un período más bajo- no puedo comprometer un gasto futuro. Por lo tanto, no puedo comprar combustible ahora, sólo cuando tenga un presupuesto aprobado", ejemplificó.
Por eso, pidió que si por alguna razón no es posible privatizar TAP, se creen reglas que permitan gestionar la empresa sin las trabas administrativas a las que está sometida en el marco actual.
"Esto incluye cosas como la presentación al Tribunal de Cuentas de todo lo que supere los cinco millones de euros. Cinco millones de euros es algo que hacemos prácticamente todos los días. Sólo en la compra de combustible es lo que es", reforzó.
"No estoy criticando el sistema. El sistema es el que es, y quien quiera que lo rediseñe como quiera. Lo que digo es que se crea una opción en la que las empresas que operan en un mercado competitivo internacional, como el transporte aéreo, se libran de todas estas cosas. Lo que he estado observando es que esto es políticamente difícil de defender. Si es así, entonces privatiza", concluyó.