Las cataratas son uno de los principales ejemplos. Las cataratas afectan a unos 300 millones de personas y son responsables del 50% de los casos de ceguera existentes en el mundo. Una catarata es una opacidad parcial o total del cristalino del ojo, situado inmediatamente detrás de la pupila. En condiciones normales, el cristalino es transparente y permite que los rayos de luz lo atraviesen y enfoquen la retina, obteniendo así una imagen nítida. Cuando el cristalino pierde su transparencia, se produce un deterioro de la calidad visual y, posteriormente, una disminución de la visión del paciente. Existen varias causas para la aparición de cataratas, la principal de las cuales está relacionada con el proceso fisiológico del agieng.
La mayoría de las personas mayores de 60 años suelen padecer cataratas en algún grado. Otras causas menos frecuentes son las lesiones y el uso prolongado de corticosteroides. Las personas diabéticas o miopes suelen tener cataratas antes. Los síntomas son diversos y dependen del tipo y grado de opacidad del cristalino; la visión de lejos se nubla, hay una disminución del contraste entre objetos y colores, mala visión nocturna, dificultad para leer o visión doble cuando sólo hay un ojo abierto.
La evolución puede ser rápida (en pocos meses) o progresar lentamente a lo largo de varios años. En la prevención de las cataratas pueden tenerse en cuenta algunos aspectos, como la protección frente a la luz ultravioleta y la exposición al tabaco.
El tratamiento de las cataratas es siempre quirúrgico, aunque en las fases iniciales no se recomienda. Es decir, la cirugía debe realizarse cuando la pérdida de visión se hace importante y los síntomas interfieren de forma significativa en las actividades cotidianas, como la lectura y la conducción. La técnica utilizada actualmente para la eliminación de las cataratas es la facoemulsificación del cristalino, que permite una rápida recuperación visual. Consiste en realizar una pequeña incisión en el ojo (aproximadamente 2 mm) y fragmentar el cristalino, utilizando un instrumento llamado facoemulsificador que emite ultrasonidos a través de una punta de titanio; a continuación se aspira la catarata. Posteriormente, se introduce una lente intraocular, que no provoca astigmatismo (visión borrosa) ni distorsión de la córnea.
Con este tipo de cirugía, actualmente es posible corregir altos niveles de errores refractivos, concretamente astigmatismo con más de 2 dioptrías. En algunos casos, se utilizan lentes intraoculares multifocales, que permiten al paciente obtener una buena agudeza visual de lejos, de media distancia y de cerca. Una vez colocada la lente, la cirugía se considera completa, sin necesidad de sutura, y el paciente puede reanudar su actividad normal en pocos días.
En conclusión, la catarata es la principal causa de ceguera, y la cirugía no consiste sólo en restaurar la visión. Debe ser vista como un verdadero procedimiento refractivo, pues es posible que después de la cirugía el paciente pueda ver bien y con excelente calidad óptica.
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