"No creo que necesitemos más leyes en torno a la corrupción. Las leyes que tenemos son suficientes, sólo hay que aplicarlas bien y tener instituciones que trabajen con la mayor rapidez posible en la aplicación de dichas leyes. Tener demasiadas leyes crea confusión y quita claridad", explicó.
En declaraciones a los periodistas en una reunión informal celebrada en la sede del tribunal en Lisboa, José Tavares subrayó, sin embargo, que esta postura "no significa que las leyes no puedan mejorarse". Además, afirmó que, en su opinión, existe "todo lo necesario para evitar los actos de corrupción" en el actual sistema jurídico portugués.
Necesidad de estabilidad
El fiscal general adjunto Orlando Romano, que también es miembro del Consejo de Prevención de la Corrupción (CPC), subrayó que, a pesar de la necesidad de vigilar los continuos cambios en la sociedad, también es importante garantizar una mayor estabilidad a nivel legislativo.
"El cambio permanente de las leyes crea una gran inestabilidad. Si siempre estamos cambiando y no nos comprometemos a aplicar bien esas leyes, vamos en mala dirección. No podemos seguir cambiando las reglas. No hay leyes inmutables, pero no debe haber leyes que cambien permanentemente", dijo el magistrado, y añadió: "Se necesitan leyes claras. Lo más importante es conseguir un equilibrio entre estabilidad y evolución".
Actuar dentro de lo razonable
Al mismo tiempo, Orlando Romano consideró un posible aumento de las penas para los delitos vinculados a la corrupción, afirmando que equiparar las penas de estos delitos con las de delitos como el asesinato podría considerarse incluso inconstitucional.
"Si castigamos la corrupción con una pena igual a la del asesinato, puede ser incluso inconstitucional. La corrupción es grave, pero debemos actuar dentro de lo razonable. La represión desempeña un papel importante en la prevención, pero nunca eliminará por completo la corrupción. Las penas estrictas no lo resuelven todo", afirmó.