La valvulopatía cardíaca se ha descrito como la próxima epidemia cardíaca. Debido al envejecimiento de la población, está aumentando rápidamente. Actualmente afecta a una de cada ocho personas mayores de 75 años, pero se calcula que esta cifra se duplicará para el año 2040 y se triplicará para 2063.
A medida que aumenta la esperanza de vida, las personas realizan contribuciones cruciales a la sociedad y a la economía durante más tiempo. Por tanto, las enfermedades valvulares no tratadas representan un obstáculo para el envejecimiento activo. Por otro lado, la detección precoz y el tratamiento oportuno se traducen en un aumento de la longevidad y la calidad de vida.
La valvulopatía cardíaca está causada por el envejecimiento, la enfermedad o el daño de una o más válvulas cardíacas. Al estar ligada al envejecimiento, también puede estar presente desde el nacimiento (cardiopatía congénita). Se trata de una afección común, que puede ser grave pero que es tratable. Cualquier mal funcionamiento o anormalidad de una o más de las cuatro válvulas del corazón, afectará al flujo de sangre a través del corazón.
Los síntomas de la valvulopatía cardíaca pueden incluir opresión o dolor en el pecho, dificultad para respirar, fatiga, latidos irregulares, desmayos y reducción de la actividad física. Sin embargo, estos son síntomas comunes en personas mayores de 65 años y a menudo se pasan por alto.
El corazón tiene cuatro válvulas cardíacas que controlan el flujo de sangre en el corazón. Cuando las válvulas cardíacas no funcionan correctamente, pueden aparecer dos tipos de enfermedades: estenosis aórtica (estrechamiento de la válvula aórtica) o regurgitación mitral (degeneración de la válvula mitral).
En el caso de la estenosis aórtica no tratada, grave y sintomática, por ejemplo, la tasa de mortalidad varía entre el 25% y el 50% al año. Estas cifras pueden revertirse fácilmente con un tratamiento adecuado, que implica la sustitución de la válvula cardíaca, mediante cirugía convencional o tratamiento percutáneo.
La campaña de la Sociedad Europea de Cardiología, que tuvo lugar el pasado mes de septiembre, se centró en educar a la población sobre los síntomas a los que hay que prestar atención, que no deben pasar desapercibidos y, de este modo, aumentará el número de personas tratadas a tiempo. Así, se podrán evitar desenlaces más graves, como la muerte. Más de la mitad de los pacientes sintomáticos con estenosis aórtica grave morirán en los dos años siguientes a la aparición de los síntomas si no reciben tratamiento.
Sin embargo, algunos pacientes con valvulopatías no desarrollan ningún síntoma durante muchos años o pueden no desarrollarlos nunca, aunque la enfermedad sea grave, lo que puede dificultar el diagnóstico. Por lo tanto, la evaluación médica periódica, mediante la auscultación del corazón con un estetoscopio, es crucial para que el paciente pueda ser remitido inmediatamente a un cardiólogo, que podrá realizar pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico inicial.