El Presidente del Gobierno de Madeira ha afirmado que insistirá ante el Ministro de Infraestructuras, João Galamba, para que se modifiquen los límites de viento en el Aeropuerto Internacional de la región.
"Estoy casi seguro de que existe la posibilidad de hacer un cambio en los límites con total seguridad. Un pequeño cambio podría significar que el 80% de los vuelos que no podían aterrizar en Madeira podrían hacerlo con seguridad", dijo Miguel Albuquerque.
Albuquerque dijo que abordará la cuestión de los límites de viento en el aeropuerto de Madeira con el Ministro de Infraestructuras, en el ámbito de la ceremonia de presentación de la Terminal de Porto Santo, que tiene lugar el sábado, haciendo hincapié en la necesidad de dar seguimiento al grupo de trabajo creado para estudiar la situación.
"Después de instalar los radares para facilitar los aterrizajes, [el grupo de trabajo] debe tener la tarea de realizar un estudio técnico sobre los límites de viento que se fijaron en 1964, en una época en la que la pista tenía la mitad de tamaño y ni siquiera con la alineación que tiene hoy", dijo.
El 18 de mayo, NAV - Navegação Aérea de Portugal, gestora del espacio aéreo nacional, indicó que cualquier cambio en los límites de viento en el aeropuerto de Madeira sólo se producirá después del verano de 2025, fecha límite fijada para la conclusión del análisis de los datos de dos radares que serán adquiridos por la empresa.
"Confiamos en que, con este equipamiento, será posible habilitar a los habilitados para tomar la decisión de cambiar los límites de viento", dijo Pedro Ângelo, miembro de la administración de NAV, en una comparecencia en la Comisión de Economía, Finanzas y Turismo del Parlamento de Madeira.
El Aeropuerto Internacional de Madeira es el único del mundo cuyos límites de viento son obligatorios -15 nudos-, aunque fueron impuestos en 1964 y definidos en base a estudios que utilizaron un avión DC3 de la Segunda Guerra Mundial, cuando la pista tenía 1.600 metros, actualmente, es de 2.781 metros.
En enero de 2021, se creó un grupo de trabajo para estudiar los problemas de las operaciones aéreas en el archipiélago de Madeira, en el ámbito del entonces Ministerio de Infraestructuras y Vivienda, que concluyó que el 80% de los vuelos se desvían porque el viento en el momento de aproximarse a la pista es de sólo tres nudos por encima del límite.