Con un auditorio prácticamente lleno en el Instituto Portugués de la Juventud, en Coimbra, muchos vecinos se mostraron preocupados por la posibilidad de que el proyecto de la línea ferroviaria destruya viviendas, especialmente en la orilla Oeste del Mondego, en las zonas de Bencanta, Taveiro y Ribeira de Frades.
Após ter assistido à sessão de discussão pública promovida pela Agência Portuguesa do Meio Ambiente, o presidente da União de Parroquiais de São Martinho do Bispo e Ribeira de Frades, considerou que um destes eixos "destrui a freguesia de Ribeira de Frades", uma zona já 'cortada' pela A1, pela A31 de Coimbra e pela actual ferrovia.
Según el Estudio de Impacto Ambiental publicado en junio sobre la prolongación de la vía entre Oiã (Oliveira do Bairro) y Soure, se estima que 35 casas, 37 habitaciones laterales y 18 cobertizos municipales se verán afectados por la nueva infraestructura ferroviaria de Coimbra.
"La freguesia está destinada a desaparecer del mapa", argumentó el representante local, cuya intervención fue elogiada por la mayoría de las personas que participaron y contó con el apoyo del presidente de la Unión de Parroquias de Taveiro, Ameal y Arzila, Jorge Mendes.
Jorge Veloso sugirió que el proyecto debería optar por un trazado que pasase por terrenos agrícolas en lugar de por una zona urbanizada, diciendo que hay correcciones que deberían hacerse "entre Taveiro y Bencanta".
En respuesta, el vicepresidente de Infraestructuras de Portugal (IP), Carlos Fernandes, aseguró que, en esta fase, se están estudiando "cientos de kilómetros de trazados", sin que el proyecto tenga todavía un "nivel de detalle fino".
El menor impacto posible
"Una vez elegido el corredor con el menor impacto posible, trabajaremos sobre ese trazado" de forma calculada para evitar impactos no deseados, explicó.
A pesar de ello, el vicepresidente subrayó que cualquier solución tendrá impactos, pero que IP siempre tendrá como "objetivo primordial" reducir al máximo el número de viviendas de primera residencia afectadas por la línea.
"Si no llegáramos a Coimbra, el proyecto tendría menos impacto. Es cuando nos acercamos a las ciudades cuando tenemos impacto", señaló Carlos Fernandes.
Muchos ciudadanos asociados a movimientos ecologistas cuestionaron el impacto de la línea ferroviaria de alta velocidad en el Bosque Nacional de Choupal y la solución prevista de duplicar la Línea Norte que entra y sale de Coimbra, proponiendo una estación del tren de alta velocidad en la periferia, como en Taveiro o Adémia".
"La duplicación de la línea sólo es necesaria porque la alta velocidad está llegando al centro de Coimbra. Si la alta velocidad no llegara al centro, no tendríamos ni la mitad de las cuestiones que hemos planteado. Deberíamos buscar otra solución, deberíamos mirar a Coimbra como un todo, ver Taveiro o Adémia como extensiones de Coimbra", defendió Miguel Dias, de Climação Centro, teniendo en cuenta que no habría problemas para acceder a la alta velocidad a tres o cuatro kilómetros del centro de la ciudad.
En respuesta, Carlos Fernandes reafirmó que el objetivo de la alta velocidad "es llevar a las personas a su destino e integrarse en otras redes de transporte. Hay situaciones en las que se construyeron estaciones fuera de la ciudad y el éxito es limitado. En cambio, por ejemplo, la alta velocidad llegó a Burdeos [Francia] hace seis años y el desarrollo de la ciudad es extraordinario, se crea más ciudad donde ya existe".
El arquitecto Duarte Miranda argumentó que el proyecto del tren de alta velocidad debería aprovecharse también para devolver otra conexión urbana a los terrenos situados entre Taveiro y Bencanta. "Es una zona atravesada por la A31 y la A1. Deberíamos aprovechar este proyecto para volver a coser los dos lados, entre Norte y Sur, y ya que se van a construir pasos elevados, deberíamos aprovechar para ampliar las conexiones entre los lados para que no estén divididos por el ferrocarril", sugirió.