La ubicación concreta de los contenedores de aceite puede encontrarse con ayuda de una nueva "app" llamada "Carbon Foote", que ya está en funcionamiento. La iniciativa, que ha costado 62.000 euros, pretende fomentar el reciclaje del aceite de cocina usado en hogares, empresas y alojamientos, con el fin de luchar contra este tipo de contaminación. Cada contenedor está equipado con un sistema de gestión inteligente, que utiliza sensores para controlar su interior, y cuando alcanza el 85% de su capacidad de recogida se avisa a la empresa, que puede vaciarlos.
La innovadoraaplicación "Carbon Foote " facilita la adopción de una postura respetuosa con el medio ambiente, ya que "indica a los usuarios dónde deben ir exactamente" a depositar los aceites, "ahorrándoles tiempo" y animándoles a reciclar los residuos alimentarios, un acto sencillo que, sin embargo, suele pasarse por alto en los procedimientos de separación doméstica, incluso entre las personas que reciclan habitualmente. La financiación de esta operación, que tiene una duración prevista de cinco años, se destina a la compra de los materiales necesarios para la campaña y a la difusión de la técnica, incluidos los embudos que se facilitarán a los usuarios que se descarguen la "app".
El presidente del Ayuntamiento de Ovar, Domingos Silva, ha explicado que, "junto con una fuerte labor de información y sensibilización de los ciudadanos, hemos trabajado para crear todas las condiciones para que les resulte cada vez más fácil y accesible adoptar medidas verdes, ya que sólo podremos alcanzar los objetivos de sostenibilidad definidos si todos aportamos nuestra contribución".
El vertido incorrecto de aceite contribuye a la contaminación de suelos y aguas. Según explica la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente (APA), un único "litro de aceite doméstico vertido por el desagüe del fregadero de la cocina puede contaminar un millón de litros de agua de una sola vez, suficiente para que una persona sobreviva hasta los 40 años". Por ello, Domingos Silva ha destacado que "Ovar cumple así con la obligación legal impuesta a los municipios de, antes de 2030, implantar y reforzar la recogida selectiva de aceites de cocina usados, contribuyendo a los objetivos establecidos en el Plan Estratégico de Residuos Urbanos 2030".