Respuesta: Como no parece que funcione muy bien lo que usted llama "mi mente", quizá valga la pena investigar la alternativa. Si observamos atentamente lo que ocurre, podríamos preguntarnos seriamente si existe una mente. Es cierto que siempre hay un flujo de pensamientos gárrulos, como el murmullo de un arroyo. Pero, ¿es este parloteo "irreflexivo" realmente la mente?
Lo que creemos que es la mente se parece bastante a la estática errática que tenemos en un aparato de radio cuando intentamos sintonizar la emisora correcta. ¿Buscamos estática o un programa claro? Podríamos pensar que, en nuestro funcionamiento supuestamente "normal", nos encontramos en algún punto "entre emisoras" y no estamos operando en la frecuencia correcta. Y la mayoría de nosotros no parece estar buscando -o no está buscando seriamente- el programa adecuado: ¡y mucho menos considerando la posibilidad de apagar la "mente" por completo!
Mente" es un término útil que engloba todas nuestras actividades mentales.
Pero eso no significa que exista una.
Esta "corriente de pensamientos" aparentemente interminable, a la que cariñosamente llamamos "mente", es una forma de malestar mental (y, por tanto, una enfermedad) que, cuando se deja a su suerte, tiende a desbocarse, provocando la enervación y degeneración del cuerpo. Si estamos realmente convencidos de la necesidad de este tedioso flujo mental, entonces somos libres de aceptar sus procesos mentales destructivos y seguir sufriendo.
Tú dices "mi mente", perosi consideramos que la "mente" es una "posesión" personal, nos sometemos a sus maquinaciones. La idea misma de tener "una mente" nos posee y nos sentimos obligados a seguirle la corriente. Sin embargo, si decidimos que ya estamos hartos de ella, primero debemos ver qué es lo que realmente "está pasando".
Las actitudes negativas, preocupantes o temerosas de la "mente" pueden preparar el camino para el desarrollo de disfunciones corporales. Así, un buen número de enfermedades "físicas" pueden ser el resultado de nuestra condición mental, y a menudo lo son. Por ejemplo: entre los muchos, muchos posibles factores causales del cáncer, un aspecto es la relación entre esta enfermedad y el estrés mental, que ahora está bien documentada. Así, las personas que se preocupan pueden crear un círculo vicioso inducido por el pensamiento, haciéndose propensas a enfermedades internas por el mero hecho de preocuparse de que puedan ser propensas a ellas. Esto es lo que se conoce como efecto psicosomático, es decir, que la salud del cuerpo puede verse influida por nuestros pensamientos. Desgraciadamente, esta palabra ha pasado a significar "todo está en la cabeza" en relación con enfermedades consideradas "imaginarias" o provocadas por el pensamiento.
Sin embargo, también es el "clima" básico de nuestros pensamientos lo que determina si estaremos enfermos -o seguiremos estándolo-, independientemente de lo que intente hacer nuestro sanador o médico.
Puesto que cada pensamiento tiene un efecto inmediato en el cuerpo, es sorprendente que tan pocas personas parezcan reconocer el hecho de que el clima mental habitual -o contenido de la conciencia- también tiene una influencia duradera en la vitalidad de todo el sistema.
La mente satura el cuerpo como el agua una esponja. Por lo tanto, nuestra dieta mental, es decir, lo quepermitimos que nuestra mente (el "flujo de pensamientos") piense, no sólo crea la calidad de nuestra vida, sino también la energía de nuestro cuerpo.
Como pensamos, así somos.
Se trata de una falta de "escucha" sensible de las necesidades internas, o de reprimir lo que uno sabe que necesita debido a las circunstancias externas y a las exigencias de la situación en la que se encuentra. Pero ignorar la "voz" interior, que nos dice lo que es adecuado y correcto para nosotros en la vida, es crear tensiones intolerables en el alma. Para muchos de nosotros, sin embargo, parece que nuestro condicionamiento temprano tiene un poder demasiado grande sobre nosotros. Incluso cuando sabemos lo que queremos (o lo que no queremos), sin darnos cuenta saboteamos nuestros propios esfuerzos por liberarnos de actitudes negativas para la vida con nuestros patrones de pensamiento preprogramados del pasado, o con la actitud actual de "qué pensarán los demás de mí".
Es útil darse cuenta de que la mayoría de los demás no piensan. Más bien les asaltan pensamientos y una programación psicológica inducida por los medios de comunicación.
Sin ser conscientes de ello, muchos de nosotros nos entregamos a una forma de negatividad de por vida que yo llamo "antimantra". Al igual que un mantra (una sílaba sonora sagrada, una palabra o frase sagrada) se repite para limpiar la conciencia de impurezas, con la repetición de "antimantra" -hábitos de pensamiento que matan la vida- obtenemos precisamente el efecto contrario, que sobrecarga la "mente" consciente y subconsciente con sugestiones tóxicamente negativas. Cuántas veces reprimimos nuestros deseos y aspiraciones con "anti-mantras" como: No creo que sea capaz, nunca podría hacerlo, no creo que deba hacerlo, realmente no lo merezco, no soy digno de ello, soy un perdedor nato, nunca lo conseguiré, siempre me pasa lo mismo, no tengo tiempo (energía, dinero, etc.), ¿qué diría mi madre?
Sí, pero... .' es un conocido asesino de vidas.
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Extracto de una serie de cinco partes que continuará...
Adaptado de Sharing the Quest: Secretos de la autocomprensión. Si desea recibir la versión completa por adelantado, de forma gratuita, añada su correo electrónico aquí: https://www.muzmurray.com/contact
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British mystic, author, psychotherapist, spiritual counsellor, mantra yogi, fine artist and illustrator, theatrical set and costume designer. Founder-editor of Gandalf’s Garden magazine and Community in the London Sixties, and 3 years as columnist for Yoga Today magazine, BBC 4 Scriptwriter, author of four spiritual self-development books and two storybooks for children.