Era hija de Rui Gomes da Silva, primer gobernador de Campo Maior tras su reconquista del dominio árabe, y de Isabel de Menezes, condesa de Portalegre. Beatriz era una de los once hijos de su familia. Entre sus hermanos se encontraba el beato Amadeo de Portugal, destacado confesor y reformador de la Orden de Frailes Menores.
Beatriz creció en un hogar noble y se crió en el castillo del Infante Juan, Señor Reguengos de Monsaraz. Su educación le proporcionó una posición social privilegiada.
Servicio a la Familia Real
En 1447, Beatriz se convirtió en dama de compañía de la princesa Isabel de Portugal cuando Isabel se casó con el rey Juan II de Castilla y León. Durante este tiempo, entabló una estrecha amistad con la reina Isabel. Sin embargo, su belleza provocó los celos de la Reina. Un pretendiente rechazado hizo correr el rumor de que Beatriz rivalizaba con el rey, lo que provocó su encarcelamiento por Isabel.
El encarcelamiento de Beatriz fue severo: la confinaron en una pequeña celda e incluso la encerraron en un cofre. Tras varios días sin comida ni agua, un pariente preocupado preguntó a la reina Isabel por el bienestar de Beatriz. La Reina reveló dónde la habían encerrado, esperando encontrarla muerta; en cambio, la encontró viva e ilesa.
Tras escapar de la prisión, Beatriz viajó a Toledo, España. Allí comenzó a reunir seguidores que compartían su visión de una vida contemplativa dedicada a Dios bajo el patrocinio de la Inmaculada Concepción. En 1484 fundó la Orden de la Inmaculada Concepción (las Concepcionistas), centrada en la oración y la contemplación.
Beatriz fue la primera abadesa de esta nueva orden hasta su muerte, el 17 de agosto de 1492. Su liderazgo ayudó a establecer una comunidad que crecería significativamente con el tiempo.
Legado y canonización
Santa Beatriz es reconocida como patrona de los presos debido a su propia experiencia de encarcelamiento injusto.