Si adquirimos el hábito de observar nuestros pensamientos, pronto veremos que la "mente" está implicada principalmente en un proceso muy estéril de turgente recapitulación o preparación. Yo lo llamo el síndrome de "repetición y ensayo".
Nos encontramos constantemente dándole vueltas (una y otra vez, hasta la saciedad) a acontecimientos y conversaciones del pasado sin ningún propósito. Y suelen ser de naturaleza negativa, refunfuños mentales, o dar vueltas sin cesar a afrentas a nuestro sentido del ego: "Él/ella no fue amable conmigo.... ¿Cómo ha podido ser así? No me lo merezco. Lo que debería haberle dicho...", etc. O bien, nos preparamos para posibles (o improbables) acontecimientos y conversaciones futuras: "¿Qué diré la próxima vez...? ¿Qué haré si...?", etc.
Misery-go-round
Este es el tiovivo de la "repetición y el ensayo", que agota la vida y la energía. Nada es espontáneo. Ahogamos la vitalidad de la vida antes de que surja. De este modo, estamos agravando el debilitamiento habitual de nuestra atmósfera mental constitucional. Pero, ¿dónde está la necesidad de involucrarse en este tedioso trasiego mental del pasado al futuro y viceversa? ¿Quién nos obliga a escuchar las interminables discusiones que la "mente" mantiene consigo misma? Las dos mitades del cerebro parecen estar jugando un interminable tenis psicológico entre sí. Cuando empezamos a ser conscientes de lo que ocurre, podemos darnos cuenta de lo ridículo que es.
Éste es el primer paso.
Tomar conciencia de la naturaleza patética de nuestra "mente" normal es el primer paso para liberarnos de ella. Si llegamos a no creer en su validez, no nos dejaremos atrapar tan fácilmente por ella. Entonces podemos empezar gradualmente a negar a la mente su supremacía sobre nosotros. Todo lo que reconocemos como "repetición o ensayo" podemos repudiarlo y descartarlo.
Sin sustancia
Los pensamientos, como la mente, no tienen sustancia en sí mismos. Sólo existen por la credibilidad que se les da. No son más que corrientes pasajeras de "clima psicológico" en el vasto Cielo Abierto de la Conciencia.
¿Por qué no reconocerlas y sonreír ante tu credulidad al dejarte atrapar por ellas? ¿Simplemente verlas flotar mientras esperas a que salga el sol?
No te preocupes por la mente: déjala parlotear si lo desea, pero no te metas con ella. Muchas veces te verás atrapado e involucrado de nuevo en la corriente de pensamientos. Pero sé indulgente contigo mismo. Murmura "tonterías" ante el parloteo mental y concéntrate en lo que estés haciendo o en la observación libre de pensamientos de lo que te rodea.
Al principio, sólo podrás observar las cosas sin pensar durante unos instantes cada vez. Intenta prolongar el periodo entre un pensamiento y el siguiente. Esto requiere una atención y aplicación constantes al principio. A medida que continúes sin dar crédito a la "mente" o interés atento, poco a poco, su flujo habitual se debilita. Con perseverancia, finalmente, el movimiento de la mente se evaporará por completo. Donde antes estaba su turbulencia, encontrarás una maravillosa paz curativa y la quietud que siempre estuvo ahí debajo.
Calma preñada
No se trata en absoluto de una condición vacante o alarmante. Un gran número de inventos y descubrimientos científicos se han hecho durante esta "calma preñada", cuando el movimiento de la mente estaba ausente. Cuando se miraba irreflexivamente al fuego o al cielo, la solución a un problema desconcertante ha llegado a ciertos científicos en un destello de inspiración. La respuesta se ha "dado" en lugar de dilucidarse mediante un arduo proceso de pensamiento. Tenemos la posibilidad de estar siempre en este estado, negándonos constantemente a dar credibilidad a las divagaciones inútiles de nuestra corriente habitual de pensamientos.
A esto lo llamo mi método de "tirar de la alfombra". Cada vez que surge un pensamiento no deseado, ¡zas! saco una "alfombra" imaginaria de debajo de él y la dejo caer.
Puedo prometerte que el esfuerzo incansable en esta práctica es el camino más corto hacia el samadhi oConciencia Universal.
No necesitas horas, ni años, de meditación.
Samadhi
Como ya sabrás (o no), el samadhi es el estado de conciencia pura y primaria, no contaminada por el pensamiento, en el que la "mente" se absorbe en tu propia y verdadera naturaleza. Este estado primario puede experimentarse en muchos niveles de profundización, según el nivel de desarrollo. En su fase más profunda, da lugar a la experiencia existencial más elevada y a la realización total de la existencia humana. También en sus primeras etapas, la experiencia del samadhi no es algo a lo que temer o que esté demasiado lejos de nuestras posibilidades.
Pero rara vez se produce simplemente "haciendo" una sesión diaria de meditación. Tenemos que estar constantemente vigilantes para desacreditar la autoridad del flujo mental mediante nuestra práctica de tirar de la alfombra en todo momento. Y de este modo, se puede llegar a saborear el estado de samadhi en relativamente poco tiempo.
Créditos: Imagen suministrada;
Al menos, así fue para mí.
Un año nuevo me propuse rechazar rigurosamente cualquier pensamiento innecesario que me viniera a la cabeza. Durante los tres meses siguientes me dediqué a tirar de la manta, negándome a participar en ninguno de mis "juegos mentales". Cada vez que surgía un pensamiento irrelevante, decidía: "Es sólo la mente (haciendo su maldita tontería para hacerme sentir desgraciada)", y lo dejaba pasar. Afortunadamente, en aquel momento estaba ocupado dando los últimos retoques a mi casa de campo, que estaba reformando. Así que el trabajo requería poca reflexión y un simple esfuerzo concentrado. Cuando me venían espontáneamente a la cabeza cosas que tenía que recordar, las anotaba inmediatamente en una lista, para no tener que volver a pensar en ellas. Al final, esta práctica dio sus frutos.
Una mañana de abril me desperté de repente y descubrí que mi mente había dejado de fluir por completo.
La próxima entrega se publicará en breve...
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British mystic, author, psychotherapist, spiritual counsellor, mantra yogi, fine artist and illustrator, theatrical set and costume designer. Founder-editor of Gandalf’s Garden magazine and Community in the London Sixties, and 3 years as columnist for Yoga Today magazine, BBC 4 Scriptwriter, author of four spiritual self-development books and two storybooks for children.