Esta clasificación refleja el compromiso del país con un futuro más ecológico, aunque persisten importantes retos, sobre todo en el transporte público y la gestión de residuos. A pesar de tener un PIB per cápita inferior al de muchas naciones europeas, Portugal sigue progresando en su comportamiento medioambiental, lo que demuestra que los esfuerzos de sostenibilidad no dependen únicamente de la riqueza económica.
El "Índice de Transición Verde" evalúa a los países en función de siete áreas clave: economía, naturaleza, industria, energía, transporte, edificios y residuos. Portugal obtuvo 49 puntos en total, subiendo tres puestos desde 2022, lo que supone una de las mejoras más notables de Europa. Dinamarca (60 puntos), Austria y Suecia (ambas con 57 puntos) encabezan la clasificación. Mientras que las naciones del norte de Europa tienden a obtener los mejores resultados, Portugal está destacando entre sus pares, demostrando que las políticas eficaces y la innovación desempeñan un papel crucial en los logros en materia de sostenibilidad.
El mayor éxito de Portugal se registra en la sostenibilidad de los edificios, donde ocupa el primer puesto con 79 puntos. Este logro se debe en gran medida al uso generalizado de energías renovables para calefacción y a la eficiencia energética de los hogares. El país también ocupa el noveno puesto en consumo de electricidad por persona, pero hay margen de mejora en construcción sostenible, donde se sitúa en el puesto 19. En la categoría de economía, Portugal sube al 13º puesto con 58 puntos, gracias a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, donde ahora ocupa la 6ª posición. Sin embargo, el descenso del gasto público en investigación medioambiental sigue siendo preocupante y podría afectar a futuros avances.
En cuanto a la conservación de la naturaleza, Portugal ha progresado sustancialmente, subiendo 11 puestos hasta el 14º, impulsado en gran medida por el aumento de la agricultura ecológica. Sin embargo, la gestión del agua sigue siendo un problema acuciante, ya que el país ocupa el puesto 25 en eficiencia. Dada la susceptibilidad de Portugal a las sequías, en los próximos años será necesario mejorar las políticas de recursos hídricos y las medidas de conservación. Aunque el país ha realizado algunas mejoras en materia de sostenibilidad industrial, sus resultados siguen siendo modestos, con importantes lagunas en comparación con las principales naciones europeas.
Portugal se enfrenta a notables retos en la gestión de residuos, cayendo al puesto 28º. El país tiene una de las tasas de reciclado más bajas de Europa, y los niveles de residuos depositados en vertederos son un 89% superiores a la media de la UE. El informe destaca la necesidad de políticas más eficaces para promover el reciclaje y las iniciativas de economía circular. El transporte es otro de los puntos débiles, ya que Portugal ocupa el puesto 19º. Aunque la adopción de vehículos de bajas emisiones está aumentando, el país tiene problemas con el uso del transporte público, ocupando el puesto 26 en este indicador. La mejora de las infraestructuras y de la calidad del servicio será clave para animar a más personas a cambiar el coche privado por el transporte público.
Aunque Portugal ha realizado progresos impresionantes, será esencial seguir trabajando en la gestión de residuos, la conservación del agua y las infraestructuras de transporte público para lograr la sostenibilidad a largo plazo. La inversión continua en tecnologías verdes y la mejora de las políticas ayudarán al país a consolidar su posición como líder europeo en sostenibilidad.
Paulo Lopes is a multi-talent Portuguese citizen who made his Master of Economics in Switzerland and studied law at Lusófona in Lisbon - CEO of Casaiberia in Lisbon and Algarve.
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