El documento, que evaluó el desempeño de las políticas públicas relacionadas con la alimentación saludable, también recomienda ampliar el plan de reformulación de productos alimenticios, involucrando a la restauración.

Según el informe, divulgado por la Dirección General de Salud (DGS), para garantizar la aplicación de las directrices existentes para el suministro de alimentos en las escuelas, se debe definir un modelo que incluya más supervisión.

Los autores del documento también recomiendan la definición de un modelo de perfil nutricional que sirva de base para la aplicación de medidas de promoción de entornos alimentarios saludables y proponen una modificación del código del Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA).

La intención es "incluir otro(s) criterio(s) para la atribución de los tipos de IVA, además del criterio de esencialidad, que considere el perfil nutricional de los alimentos y/o su encuadramiento en el ámbito de una dieta saludable".

La inclusión del programa de promoción de la alimentación saludable en la cartera básica de servicios de Atención Primaria de Salud y la definición de indicadores para el seguimiento periódico del consumo de alimentos, el estado nutricional y los resultados de salud relacionados con la alimentación y la nutrición.

Los especialistas también sugieren una mejora de la plantilla en el área de nutrición y salud pública, ajustando la ratio de nutricionistas en Atención Primaria de Salud e integrando al menos uno de estos profesionales en cada Unidad de Salud Pública a nivel de Atención Primaria de Salud.

Incluir en los programas nacionales en materia de nutrición y alimentación saludable a los grupos de población más vulnerables, es decir, ancianos, mujeres embarazadas, niños, adolescentes e inmigrantes, como grupos de actuación prioritaria es otra de las recomendaciones.

El documento recuerda que la alimentación inadecuada es una de las principales causas prevenibles de las enfermedades crónicas no transmisibles, a saber, la obesidad, las enfermedades oncológicas, las enfermedades cerebrovasculares y la diabetes mellitus tipo 2, y subraya que los datos más recientes del Global Burden Disease, 2019 , muestran que "en Portugal, los hábitos alimentarios inadecuados están entre los cinco factores de riesgo que más determinan la pérdida de años de vida saludable y la mortalidad".

"Dado el peso que los factores de riesgo alimentarios tienen en la carga de enfermedad en Portugal, de forma similar a lo que se ha visto en otros países europeos, se requiere la implementación de medidas que promuevan una alimentación saludable, concretamente medidas dirigidas a crear entornos alimentarios saludables", escriben los expertos.

Destacan que Portugal ha tratado de responder y ha seguido las recomendaciones internacionales, aplicando "una amplia gama de medidas destinadas a crear entornos alimentarios saludables", y ponen como ejemplo el impuesto especial sobre las bebidas azucaradas, la legislación que introduce restricciones a la publicidad de alimentos dirigida a los niños y la regulación de la oferta de alimentos en diferentes espacios públicos (por ejemplo, instituciones educativas y el Servicio Nacional de Salud).

Más de la mitad de la población portuguesa (56%) no cumple con la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de consumir más de 400g/día de frutas y verduras, según datos de la última Encuesta Nacional de Alimentación y Actividad Física (2015- 2016).

Los datos de la última Encuesta Nacional de Salud (2019), difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), revelan que el 53,6% de la población adulta portuguesa tiene sobrepeso (preobesidad u obesidad), y la obesidad afecta a 1,5 millones de personas (16,9%).